"Para ser coleccionista de arte no hace falta ser rico"

ENTREVISTA AH a Javier González de Durana, comisario de 'La búsqueda inacabable', la exposición de colecciones privadas con obras de Picasso, Manrique o Miró, entre otros

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"Las colecciones de arte nunca se completan. Para el coleccionista siempre queda pendiente la adquisición de una pieza más, aquella que redondea lo que la colección quiere proclamar. La busca y, a veces, la encuentra. Pero una vez integrada esa pieza en la colección aparece de nuevo el deseo de redondear lo que, a ojos del coleccionista, todavía resulta inconcluso y, de nuevo, empieza una nueva búsqueda. Una búsqueda que, eminentemente, nunca terminará". 

Así se presenta 'La Búsqueda inacabable', una exposición de colecciones privadas de arte contemporáneo en Tenerife que persigue mostrar parte del rico patrimonio artístico atesorado por algunos coleccionistas particulares de la isla a lo largo de las últimas cinco décadas. Así, quien acuda a la sede tinerfeña del Colegio Oficial de Arquitectos  de Canarias (COAC) hasta el 21 de mayo podrá disfrutar de un conjunto representativo del arte canario, español e internacional que no ha sido contemplado públicamente hasta el momento.

Alrededor de 170 obras de 90 artistas diferentes y que pertenecen a 22 coleccionistas privados configuran esta oportunidad única de ver de cerca pinturas, esculturas, grabados o dibujos de artistas locales, nacionales e internacionales como Pablo Picassso, Óscar Domínguez, Matisse, Bacon, Henry Moore, Tapies, Miró, Chirino, María Belén Morales o Chillida, entre otros.

Javier González de Durana es uno de los comisarios, junto al arquitecto y promotor cultural Vicente Saavedra, de esta iniciativa inédita en las Islas. Durana es un gran conocedor del arte en Tenerife puesto que fue director artístico de TEA Tenerife Espacio de las Artes durante tres años, cargo que dejó atrás para dirigir el Museo Balenciaga, ubicado en el municipio guipuzcoano de Getaria. 

Este doctor en Filosofía y Letras, exprofesor de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco, escritor, investigador histórico artístico, conferenciante y comisario, entre otras muchas facetas, explica a AtlánticoHoy.com el valor de esta muestra así como la esencia de en qué debe consistir coleccionar arte, que no es otra cosa que "un modo de vivir dentro del caos y de transformarlo quizás breve, personal y modestamente, en algo con cierto sentido".

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Durana es uno de los comisarios de la exposición 'La búsqueda inacabable' | AH

- Usted es uno de los dos comisarios de 'La búsqueda inacabable'. ¿Qué destacaría de esta inédita colección de colecciones?
"Hay varias cuestiones destacables. La primera sería la generosidad de los coleccionistas que han prestado estas obras. Estaban en sus casas, visibles solamente para ellos y sus familias, y han decidido desprenderse durante casi tres meses de estas obras que forman parte de su vida cotidiana para que la sociedad de Tenerife pueda disfrutar de ellas. No ha habido ninguno al que le hayamos  pedido una obra y haya dicho que no.

La segunda cuestión es que este tesoro artístico en manos privadas en Tenerife pone de relieve la existencia de una sociedad acomodada hasta cierto punto que ha decidido que su vida personal se completa, se ve mejorada y enriquecida con la compañía de estas obras que han podido adquirir.

La tercera cosa es que, para ser coleccionista no hace falta ser rico. Ese es uno de los tópicos habituales. Que para ser coleccionista hay que comprar un Picasso, Dalí o piezas parecidas y no es en absoluto necesario. Es verdad que en esta exposición hay algunas obras de Miró, Millares, Manrique, Picasso, entre otros, de muchos artistas de primera fila internacional que están en los libros de historia del arte, pero para hacer una buena colección no es imprescindible ser poderoso económicamente".

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Parte de la exposición en el COAC de Santa Cruz | AH

-¿Qué hace falta entonces?
"Lo que es imprescindible es saber elegir bien aquellas obras de arte que enriquecen el carácter y la personalidad del coleccionista, y eso puede darse lo mismo con un Picasso que con la obra de un artista joven que vive en la calle de al lado.  Siempre que se produzca esa identidad entre la personalidad del coleccionista y el carácter de la obra artística, mientras en esa relación entre objeto y persona se produzca una unión común de gusto y de sensibilidad, es la condición para que, al margen de los nombres de los artistas, formes una buena colección. Y te diré más. He conocido algunas personas que se habían enriquecido rápidamente pero tenían mal gusto y desinformación. Esas personas poseían varios Picassos. Pues el resultado eran muy malas colecciones porque no había comunión, no había identidad entre propietario y objeto poseído".

"Lo que es imprescindible es saber elegir bien aquellas obras de arte que enriquecen el carácter y la personalidad del coleccionista, y eso puede darse lo mismo con un Picasso que con la obra de un artista joven que vive en la calle de al lado"

-¿Los tenían más bien como una inversión?
"Como una inversión o como una máscara. Algunas personas compran obras de arte y forman colecciones para aparentar ante los demás que son cultos, tienen gusto, sensibilidad cierto refinamiento, cosmopolitismo o como quieras llamarlo. Pero cuando hablas con ellos te das cuenta de que es falso, no saben establecer una relación entre lo que dicen y las cosas que tienen. No hay ese punto de conexión. Serán Picassos, pero la colección es una porquería en el sentido de que no se refiere a ti. Lo has construido para aparentar que eres algo. En cambio, con piezas de artistas desconocidos o poco conocidos, jóvenes, con escaso valor en el mercado, he conocido a personas con una economía muy modesta que tenían magníficas colecciones porque se relacionaban muy bien con ellas. La colección era una proyección de su personalidad, y es de eso de lo que se trata. Una cosa es coleccionar y otra, acumular. Acumular lo hace cualquiera peor coleccionar es construir algo que tiene sentido en relación a ti".

-¿Existe alguna característica que defina al coleccionismo en Canarias?
"Te puedo hablar de Tenerife. El coleccionismo aquí, al margen de algunas personalidades o individualidades que en la primera mitad del siglo XX tenían pequeñas colecciones de obras de artistas amigos, por decirlo así, pues había quien tenía tres o cuatro Óscar Domínguez, por ejemplo, eran más colecciones hechas por proximidad, cercanía y amistad que por construir una colección con un relato. 

El coleccionismo privado en Tenerife empieza a desarrollarse en los años 60 o 70 con el desarrollismo económico. Se adquiere un bienestar que permite destinar parte de los dineros a comprar algo que es prescindible, aunque para algunas personas se convierte en algo importante, porque están construyendo su personalidad, su yo. Esas colecciones se caracterizan por su hibridación en cuanto al objeto que colección. No coleccionan solo a los buenos artistas de Tenerife, ni a los buenos artistas canarios o españoles, sino que es una mirada muy internacional. Lo mismo compran al artista de Adeje que al de Fuerteventura, París o Nueva York. Este coleccionismo tiene una mirada muy abierta, es muy cosmopolita. Es un coleccionismo desplegado por personas que han viajado mucho,visitado museos y se han informado, saben lo que están viendo y lo que quieren. La característica que nace de 50 años para acá sería ese carácter abierto, híbrido, mestizo en cuanto a procedencias geográficas y tipologías artísticas, además de que se acercan tanto a las obras de gran formato como de pequeño formato. Es decir, es muy diverso". 

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Tríptico de César Manrique nunca visto en Tenerife | AH


-Usted es uno de los que mejor conoce esta colección. ¿Destacaría alguna pieza en particular, alguna que sea especial para usted ?
"Hay varias. Una de César Manrique de 1955. Un tríptico mural realizado sobre madera, con unas dimensiones monumentales, pues lo siguen siendo hoy y en el año 55 debían serlo más. En ese año tenía unos 35 años y fue antes de hacerse muy famoso. Me parece una pieza extremadamente singular. Representa la pesca, la industria y la agricultura.

También otra de Manrique, realizada en 1944, cuando tenía unos 24 años y era estudiante en Madrid. Es la obra de un chaval que está empezando pero ya demuestra maneras. Es una rareza. Sin olvidar el bodegón de Óscar Domínguez de 1928. Él tenía tan solo 22 años. En esta exposición hay dos obras muy juveniles de dos de los artistas canarias más significativos. También pueden verse tres pinturas de Miró, que yo destacaría por la importancia histórica, además de este conjunto de tres piezas de Equipo Crónica, entre otras".

"Una cosa es coleccionar y otra, acumular. Acumular lo hace cualquiera peor coleccionar es construir algo que tiene sentido en relación a ti"

-Parece imposible escoger.
"Es que se trata de una colección de colecciones. Vicente Saavedra, el otro comisario, y yo hemos seleccionado obras en un territorio donde otros ya habían seleccionado previamente. Los coleccionistas son comisarios de sí mismos. Entonces hemos seleccionado sobre las selecciones previas de otros pero lo que se ve es que hay varios grupos potentes. Uno es un grupo de pinturas de Lucio Muñoz desde los 60 a los 80. Otro grupo de Guinovart, además de otro conjunto de Antonio Saura. Una curiosidad es el grupo de tres piezas de Will Faber, un pintor alemán que nunca estuvo en Tenerife. Sin embargo, tres coleccionistas diferentes decidieron que querían una obra suya".

"Hay ciertas convergencias de diversos coleccionistas en torno a seis o siete artistas que han sido importantes en su época y para ellos. Lógicamente, los coleccionistas coleccionan lo que es relevante en la época en que ellos viven o lo que les llama la atención. Es lógico que se produzcan este tipo de coincidencias".

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Otras piezas de gran  importancia disponibles dentro de la exposición | AH

-Tras su paso de tres años por la Isla como director artístico de Tenerife Espacio de las Artes (TEA) ¿ha notado cambios o avances en la gestión cultural de la isla?
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Sí, he notado que la isla va mejorando. Me parece que se está poniendo poco a poco orden en el entramado artístico institucional de las Islas. No digo que los políticos no tengan que hacer política cultural, pues es lo que les corresponde, pero otra cosa es introducirse en los terrenos privativos de la pura gestión, que es técnica, y ahí es donde los profesionales tienen que intervenir. En la etapa en la que yo estuve al frente del TEA hubo mucho de eso. Me sentí bastante incómodo y fue una de las causas por las que me fui. Tenía aquí contrato para bastantes años más y la incomodidad por esta intrusión inadecuada y molesta fue la causa principal de la marcha. Yo creo que eso ha remitido, afortunadamente". 

"Me parece que se está poniendo poco a poco orden en el entramado artístico institucional de las Islas"

- En su carrera profesional ha compaginado la investigación histórico artística, su actividad como conferenciante, comisario, escritor... ¿Cuáles serán sus próximos pasos?
"Estoy administrativamente jubilado, pero técnicamente estoy muy en activo. Para ello es necesario hacer lo que haces por altruismo. Hacienda, por desgracia, no nos deja emitir facturas aunque a mí ya me gustaría contribuir al mantenimiento del Estado con mis impuestos, pero como no me dejan facturar... En definitiva, me sigo dedicando a las mismas cosas. Comisariar exposiciones, escribir libros, dar conferencias, colaborar en proyectos museológicos que nacen. He tenido la gran suerte de poder participar en el nacimiento de varios museos, en sus momentos fundacionales. Colaboro con personas particulares, sobre todo coleccionistas que quieren poner en orden su colección, con catálogos racionados, inventarios de sus propiedades, etc. Cuando trabajaba en museos lo que no hacía era valorar económicamente las obras de otros porque no era mi terreno, pues desde un punto de vista museístico uno no puede acercarse al terreno de la economía  porque pueden producirse mezclas y contaminaciones poco deseables". 


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Una colección de colecciones de arte

Según exponen sus comisarios, tomadas una a una, las obras de arte "están expuestas a ser descifradas por cuantos las contemplan, y de tantas maneras como individuos se dotan de una comprensión ante lo observado". Así, todo aquel que acuda a esta exposición hasta el próximo 21 de mayo podrá disfrutar de 170 obras de 90 artistas, que pertenecen a 22 coleccionistas privados y que engloban gran cantidad de técnicas.

La planta baja de la sala del COAC acoge esculturas y obra gráfica, sobre todo, mientras que en la alta se exhiben también esculturas y pinturas. 

Se trata de una oportunidad magnífica de ver con nuestro propios ojos obras nunca expuestas aquí de artistas de la talla de:

  • Extranjeros: destacan las obras de Matisse, Giacometti, Picasso, Bacon, Eduardo Paolozzi, Robert Rauschenberg, Will Faber, Henry Moore, Pierre Alechinsky, Jean Tinguely, Christo Javacheff, Max Ernst o Wilfredo Lam. 
  • Nacionales:  Eduardo Chillida, Tapies, Miró, Canogar, Equipo Crónica, Julio González, Guinovart, Oteiza, Saura, Darío Villalba, Pablo Serrano, Remigio Mendiburu, Barceló, Lucio Muñoz, Andreu Alfaro o Luis Gordillo. 
  • Canarios: pueden disfrutarse diversas obras de Millares, Domínguez, Chirino, Felo Monzón, Massieu, Felo Monzón, María Belén Morales, Gonzalo González, Juan Gopar, Ubay Murillo, Cristino de Vera y José Abad, entre otros.

Entre las obras más singulares, González de Durana destaca el tríptico de César Manrique que representa a la pesca, la industria y la agricultura, que no ha sido visto nunca antes en Tenerife. 

 "¿Cómo es posible que alguien en Guipuzcoa encargara este pedazo de mural para una entidad bancaria?", se pregunta el comisario, quien recuerda que Manrique ya había realizado algunos murales en Lanzarote, para el Parador Nacional de Turismo o para el aeropuerto, por lo que "es muy posible que algún directivo del banco guipuzcoano que vino a pasar sus vacaciones se interesara por su obra, y que por eso le contrataran. Es muy raro que en aquella época esta obra fuera a parar allí", subraya. 

Por otro lado, este comisario explica que en el COAC "hay muchas obras y el espacio es grande, pero limitado". Por ello, en algunos puntos han utilizado el tipo de montaje que los coleccionistas tienen en sus casas. "El espacio de las casas siempre es el mismo, pero las colecciones tienden a crecer. Por eso, llega un momento en que queda algo caótico. Por eso, el que hemos realizado nosotros no es un montaje habitual en un museo", comenta.