Desde 2017 cada año se celebran dos temporadas de caza para controlar la población de muflones en el Parque Nacional del Teide, a finales de mayo y de octubre. En total, entre 2021 y 2022 se abatieron 235 ejemplares mientras que para este año el Cabildo de Tenerife ha fijado un cupo mínimo de 137 muflones con el objetivo de superar el registro del año anterior. Esta especie bóvida está catalogada como exótica, dado que fue introducida por el hombre; e invasora, ya que causa daños a la biodiversidad nativa y, por tanto, debe retirarse del ecosistema.
Once muflones llegaron a Tenerife en avión en 1971 con el propósito de introducir una especie de caza mayor en el Archipiélago. Al igual que el arrui en La Palma, el muflón irrumpió en un ecosistema ajeno pero consiguió adaptarse y proliferar de tal manera que, a día de hoy, supone una amenaza para algunas plantas endémicas. Según un estudio presentado por el doctor en Ciencias Biológicas Juan Luis Rodríguez Luengo, el análisis del contenido estomacal y los excrementos corroboró la presencia de 14 endemismos canarios, 12 de ellos exclusivos de Tenerife, en la dieta del muflón del Teide. Adicionalmente el estudio considera que podría tener un efecto negativo sobre otras 35 especies endémicas.
Las estimaciones sobre el número de ejemplares oscilan entre 70 y 125 ejemplares debido a que, por su propia naturaleza esquiva, los registros tan solo son aproximados. Del mismo modo se calcula que, desde su introducción en Tenerife se han capturado entre 1.000 y 2.000 muflones tanto en el Parque Nacional del Teide como en la Corona Forestal.
Un menú de altura
En zonas de alta montaña, esta oveja de ostentosa cornamenta se decanta sobre todo por la retama, la hierba pajonera y la hierba de cumbre mientras que, en áreas de pinar, prefiere el escobón, la malpica o el pino canario. En cualquier caso su dieta herbívora incluye también algunas plantas recogidas en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias, como el cardo de plata o la jarilla de Las Cañadas.
Pero el cazador federado Antonio Porras cree que a la hora de analizar el impacto del muflón se han exagerado los daños que causa. "En más de 50 años los muflones no han acabado con las especies endémicas", señala. Además añade que "con la cantidad de alimento disponible en el Parque y su entorno es inconcebible que puedan acabar con el cardo de plata o la violeta del Teide, que se dan a 2.300 metros de altitud".
Por otra parte comenta que en las temporadas de caza se disponen 46 cuadrillas de hasta 23 miembros, que se van turnando por sorteo, pero "muchas veces se vuelven de vacío" porque el muflón tiene un olfato muy desarrollado que le permite detectar pronto la presencia de posibles amenazas. Porras cita algunos estudios en los que se recogía que el daño para la biodiversidad del Teide se mantendría controlado siempre que la población no superara los 400 ejemplares. "Ahora que están en una población inferior, pregonan que hay que acabar con los muflones porque es una forma de conseguir fondos europeos," sentenció.
Granjas de 'ovimuflones'
En su intervención en unas recientes jornadas de Biodiversidad del Gobierno de Canarias, Rodríguez Luengo alertó sobre la cría en cautividad tanto de muflones como de arruis. De hecho mencionó que el cruce con ovejas ha dado lugar a una especie de bóvido que denominó 'ovimuflón', presente ya en islas como La Gomera y algún caso en Tenerife. "Es una bomba de relojería. Estamos creando un stock de animales en cautividad que pueden ser liberados en cualquier momento y además en el caso del muflón pueden ser reproducidos exponencialmente mediante la mezcla con ovejas".
Por este motivo aconsejó extremar la vigilancia en las granjas subrayando que, en los últimos años, la Agencia de Protección del Medio Natural ha desmantelado varios explotaciones donde se criaba a este polémico animal, con un balance de más de un centenar de muflones eliminados en granjas ilegales de Tenerife. Para Rodríguez Luengo, la falta de decisión política explica el motivo por el que el muflón aún no se ha erradicado. "El colectivo tiene gran influencia en el estamento político. Hay 12.000 cazadores con licencia, de los cuales más de 1.000 son de caza mayor."
Una especie a fomentar
Como especie exótica invasora que habita en un espacio natural protegido, el mandato para erradicar el muflón es inequívoco. Caso distinto es el conejo porque no está catalogado como exótico invasor, a pesar de ser un "verdadero transformador de ecosistemas", según defiende Rodríguez Luengo. Sin embargo, el conejo sí se considera animal con fines cinegéticos por lo que, de acuerdo a la Ley de Caza, es una especie a fomentar. Por su impacto en la biodiversidad canaria y su condición de especie importada por los conquistadores castellanos, Rodríguez Luengo aboga por la inclusión del conejo en el catálogo de especies exóticas invasoras.
En este punto vuelve a discrepar Antonio Porras y defiende que de la misma manera que antes de la llegada de la conquista había "ovejas, cerdos, trigo o cebada" en las Islas, también pudieron introducirse conejos para el sustento de los viajeros que a lo largo de los siglos han pasado por Canarias. "Las primeras referencias de la presencia de conejos en Canarias se basan en datas escritas tras la llegada de los conquistadores, pero eso no significa que no hubiera conejos antes en las Islas", defiende el cazador. "En cualquier yacimiento arqueológico, los restos faunísticos se desprecian porque es muy caro realizar la prueba del carbono 14", indica.
Entonces, más que conclusiones, surge una pregunta inevitable. ¿A partir de qué momento lo exótico puede empezar a considerarse autóctono?