El médico y responsable de la Unidad de Tratamiento del Tabaquismo del Hospital Universitari de Bellvitge, Josep Maria Ramón Torrell, considera que cualquier alternativa con nicotina de las que están actualmente en el mercado es "10.000 veces mejor que el tabaco de combustión" y dice no entender a quienes se oponen a ofrecer alternativas de todo tipo a los que no quieren o pueden dejar de fumar.
Ramón Torrell, especialista en medicina interna y medicina preventiva y salud pública, es desde 2007 jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitari de Bellvitge y responsable de su unidad de tabaquismo. El doctor es partidario de poner encima de la mesa un "gradiente de productos de nicotina en función de sus riesgos para la salud", de manera que el consumidor sepa con claridad qué arriesga cuando consume nicotina de una manera o de otra.
El tabaco de combustión vs otros
En ese gradiente de productos siendo el tabaco de combustión el que supone el "máximo riesgo", cifrándolo en 100, los que menos problemas generan por contra son los parches y los chicles —con una valoración de 3 a 5 sobre 100—, ha explicado el doctor en una entrevista al medio Europa Press.
Seguidos de dispositivos que liberan nicotina al calentar un líquido como el cigarrillo electrónico, valorándolos en 7 u 8 puntos; el snus, el tabaco calentado pero no quemado, con entre 20 y 30 puntos respectivamente, así como las pipas de agua, los habanos o el tabaco mascado algo por encima.
Las alternativas
"Es mucha la reducción del daño" que suponen en comparación con el humo del cigarrillo tradicional. Ramón Torrell ha explicado que la situación del consumo de tabaco en España desde 2010, cuando se aprobaron las prohibiciones de fumar en lugares de trabajo y hostelería, es "bastante estable" en número de fumadores y aseguró que "la regulación no es la única herramienta para luchar contra el tabaquismo".
Tanto es así, que el experto aboga por "disociar la nicotina del tabaco", tal y como están haciendo algunos países como Reino Unido y Suecia o Nueva Zelanda con "bastante éxito". Suecia, por ejemplo, tiene el mayor número de consumidores de nicotina y el menor de fumadores. Y la nicotina, "está demostrado desde los años 50 del siglo pasado que no se asocia directamente a ningún tipo de enfermedad".
La realidad de la nicotina
"Creo que en un futuro en países como Suecia, Nueva Zelanda o Reino Unido, podremos conseguir que el tabaco convencional sea absolutamente marginal, pero no que la gente que ha usado nicotina deje de usarla", sentenció.
Para el experto, "nadie habla de que la cafeína ni la nicotina sean 100% seguros, tampoco el ibuprofeno", pero explicó que la nicotina puede suponer riesgos para la salud en apenas un 0,1% de la población. Son los productos sustitutos con nicotina los que pueden hacer "que la gente deje de fumar; es algo que sabemos y hacemos".
Equiparar el precio
"Uno de los grandes errores es equiparar el precio de los productos para dejar de fumar con el cigarrillo. No es correcto que los parches valgan lo mismo que un paquete de cigarrillos si tu lo que quieres es que la gente deje de fumar".
Por ello, defendió que el Estado sufrague parte o todo el coste de determinados productos, pero también cree que se deben "cargar los precios del paquete de tabaco, sobre todo para el que el adolescente no acceda, así como impedir la venta de cigarrillos sueltos, que está prohibido pero se hace". España tiene, relató, los precios de cajetillas más baratas solo por detrás de Bulgaria y Rumanía: "El tabaco es barato en nuestro país", dijo.
Limitar el uso de nicotina
Sobre el consumo en interiores de productos de nicotina, se mostró en contra seas cuales sean, porque gracias a ello "desnormalizas el consumo", pero mantuvo que "en el exterior en cambio es difícil poner límites". "Lo más fácil es hacer una ley, otra cosa es que se cumpla. No hay inspecciones y es muy difícil poner barreras al espacio exterior", sentenció.
En opinión del doctor, el debate sobre el tabaquismo en materia de salud pública se ha planteado en algunos sitios de "forma un poco sectaria". En cambio, explicó, hay países que lo han planteado como algo "dicotómico", preguntándose: "¿Qué prefiero, usuarios de nicotina o fumadores? Los que se han planteado esto han tenido clara la respuesta. Porque si me puedo ahorrar 10.000 o 15.000 muertes al año, no hay duda desde una perspectiva de salud pública".