Un trueque de generosidad

Reportaje AH | Esther del Corro coordina el Banco de Tiempo de Tenerife Guaydil, que fomenta la ayuda mutua entre sus 300 socios de la Isla a través de comunidades de intercambio

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Invertir nuestro tiempo en ayudar a los demás al prestarles un servicio que necesitan y recibir un beneficio o servicio como resultado del tiempo invertido es, de forma muy resumida, el principal objetivo de los bancos de tiempo. Sin embargo, formar parte de ellos implica mucho más. Es una manera de que las personas que forman parte de ellos se conozcan y confíen en los demás para resolver necesidades de la vida diaria y dinamizar, en consecuencia, la vida local. 

Esther del Corro es coordinadora en uno de los 300 bancos de tiempo que existen en España, concretamente en el Banco del Tiempo de Tenerife Guaydil, ubicado en La Laguna, que presta servicio a varios centenares de socios de toda la Isla. Ocupa este puesto desde 2015, ocupación que considera, ante todo, "una buena experiencia", y lo hace acompañada de un equipo gestor compuesto por diez socios que, trabajando en equipo, gestionan todas las diferentes áreas como coordinación, dinamización, contabilidad y colaboración con organizaciones afines, entre otras tareas.

"Todavía muchas personas no saben lo que es un banco de tiempo y, encima, la palabra banco está un poco denostada últimamente", reconoce la responsable. Explica, además, que recibe este nombre porque su gestión puede parecerse a la de un banco: cada usuario abre una cuenta, realiza un registro en el que especifica los servicios que puede prestar y los que espera recibir, así como las horas mensuales que se puede ofrecer a la comunidad.

En este sentido, una de las fortalezas de este servicio es que el mismo "se basa en lo que se ha hecho toda la vida, sobre todo en las zonas rurales: el trueque". La diferencia radica en que no es un intercambio solo entre dos personas, sino que es una red de intercambio. "Yo te doy lo que tú necesitas y tú le das a otros lo que  necesitan", comenta.

A diario se producen muchas transacciones y llegan a contabilizar unas 200 al mes. "Hay veces que menos, pero es una media"; matiza la coordinadora, quien destaca que todos los trabajos se pagan igual.

En definitiva, se trata de un sistema de intercambio de servicios o habilidades en el que la unidad de intercambio no es el dinero habitual, sino una medida de tiempo, por ejemplo, la hora, que se traduce en diez tempus. Únicamente se contabiliza el tiempo invertido en el servicio prestado para acumular esa ganancia en la cuenta de la persona que lo presta, que podrá canjear después para recibir otra contraprestación. 

Los bienes, productos, servicios o actividades que se pueden intercambiar dependen de la imaginación y diversidad de experiencias de los socios del banco del tiempo, pero todos ellos se caracterizan por estar vinculados a la vida diaria. Los mismos varían desde acompañar a un paseo o al médico, enseñar unos pasos de baile o una receta de cocina, ayuda en el hogar, el cuidado puntual de niños, plantas o animales, informática, etc. "En definitiva, cualquier actividad que alguien necesite o quiera ofrecer", explica.


A pesar de los centenares de bancos de esta tipología que actualmente existen en España, "que estén funcionando activamente no hay tantos", matiza Esther, quien cree que "el problema está en la constancia" de sus miembros. "Hay que tener mucha, además de un buen equipo de gestión que esté siempre ahí", considera del Corro.

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Un encuentro para fomentar la amistad entre los socios | CEDIDA

Este mes, el Banco del Tiempo de Tenerife Guaydil  cumplió ocho años de vida. "Año a año vamos sumando. Hemos llegado hasta aquí y aquí seguimos, lo que es muy importante para nosotros, pues los usuarios se mantienen, algo muy difícil en Canarias porque la gente va y viene", opina.

Una de las fortalezas de este servicio es que se basa en lo que se ha hecho toda la vida, sobre todo en las zonas rurales: el trueque. La diferencia radica en que no es un intercambio solo entre dos personas, sino que es una red de intercambio

En lo que respecta al origen de los socios, "muchos proceden de otros países y prestan sus servicios temporalmente, mientras que otros son fijos". A su juicio, aquellos que dejan de ofrecer sus productos y servicios se debe a que "algunas personas entran pensando que un banco de tiempo es una cosa y luego no encuentran lo que buscan, pero quiero destacar que somos comunidades de intercambio que nos basamos en la ayuda mutua, en tener un compromiso en común de generar una comunidad alternativa, sin euros, y eso no todo el mundo lo entiende", lamenta.


Formar parte de un banco de tiempo implica, para Esther del Corro, ser "personas solidarias que tienen en un valor importante lo que es el tiempo". Actualmente son unos 300 socios diseminados por toda la isla de Tenerife y entre muchos de ellos han ido surgiendo bastantes lazos de amistad.

"De hecho, hacemos encuentros de vez en cuando. Un poco antes de Navidad hicimos un mercadillo y todo lo que se llevaba se vendió en tempus. Fue un movimiento muy grande", recuerda.

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Mercadillo del Banco del Tiempo celebrado en 2014 | CEDIDA

Su sede está en en el IES José Anchieta. Se trata de un local cedido por el Ayuntamiento de La Laguna de forma gratuita. Pero este banco en particular tiene una particularidad que lo diferencia del resto: también compra y vende bienes y productos, no solo horas de trabajo o servicio de cualquier tipo. 

Así, existen determinados casos en los que "puede entrar el dinero, pero siempre en pequeñas cantidades". Por ejemplo, si se trata de una cuestión de transporte, la gasolina se puede pagar en euros y la cantidad dependerá de la distancia, lo que se acuerda entre las personas implicadas, lo que sientan que es justo. Asimismo, si hay un gasto específico, como una crema especial a la hora de ofrecer un masaje en concreto, y eso implica un coste, "esa crema sí la puedes pagar, pero tanto tiempo que estén contigo trabajando, tanto tiempo tienes que pagar justamente en tiempo", resalta Esther del Corro.

A diario se producen muchas transacciones y llegan a contabilizar unas 200 al mes. "Hay veces que menos, pero es una media", matiza la coordinadora, quien destaca que todos los trabajos se pagan igual. "Si empleo tres horas en realizar tu servicio, te voy a cobrar tres horas.Todos los servicios, sean profesionales o no, se pagan igual". Resalta este punto porque "existe una parte de la sociedad que siempre se ve un poco denostada, no la valoran, pero en este caso, todos los trabajos se valoran de la misma manera", matiza.

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Las personas mayores solicitan tiempo en compañía | IMAGEN DE LA RED

El valor de la solidaridad
La solidaridad tiene un lugar destacado dentro del banco de tiempo. Así, en caso de que alguien solicite ayuda pero luego no la pueda devolver por problemas de movilidad, se acude a una bolsa solidaria. "Si ese socio en esta ocasión no aporta nada por problemas de movilidad o enfermedad, siempre se le puede pagar de esa bolsa solidaria. Nunca se queda nadie fuera", afirma Esther.

Por otro lado, en ocasiones les solicitan "compañía simplemente". De hecho, Esther del Corro explica que muchas personas la ofrecen, y que últimamente algunos solicitantes requieren que se esté con ellas al menos unas dos o tres horas al día. 

"Es el mal de este siglo. Estamos muy conectados por otros medios pero luego existe esa soledad. Por eso queremos incentivar la unión entre todos. Que vengan a una charla, a un taller, que prácticamente son todos gratuitos, y luego agradecen que los hayan empujado un poquito, pues siempre conoces a personas que puedan estar pasando por algo parecido a uno.Sin pensar en ganar horas ni tempus. Esto es lo importante", subraya.


Las mujeres, las más interesadas en el banco de tiempo

La coordinadora general del Banco del Tiempo de Tenerife Guaydil destaca que en este servicio participan más las mujeres. "Hay más mujeres inscritas que hombres, y últimamente se está apuntando también mucha gente joven, pero no te sabría decir una media porque es muy variado. Va desde los 18, pasando por los 25, 40, 60, 75 o más. No hay una franja de edad que destaque más que otras", describe Esther del Corro.

"Lo principal es que haya confianza entre los usuarios. Ten en cuenta que provienen de muchos sitios, muchos de Canarias, pero de diferentes edades y escalas sociales. Unir todo eso a veces es complicado, aunque es verdad que lo estamos consiguiendo", asegura satisfecha.

En lo que respecta a productos o servicios que más se ofrecen o solicitan, la diferencia depende del mes, según matiza la responsable. Así, algunos meses "se solicitan muchos servicios de transporte de personas, trayectos cortos, o también de cosas, mudanzas, etc. También se piden mucho masajes, servicios de fisioterapia, limpiezas de casas, trabajos de diseño gráfico, etc."

Cuando se organiza un mercadillo los intercambios se incrementan de forma destacada. De hecho, en Navidad, en cuatro o cinco horas hubo 229 intercambios de libros, ropa bisutería, comida, productos elaborados, entre otros, con unos 2.000 tempus en circulación.