¿Nos olvidamos de los jurados?

La propuesta se inspira en el modelo eurovisivo, donde representantes de cada grupo participan en la votación en directo, sumando sus puntuaciones a un sistema de votación telefónica

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Pasada edición de la Gala de la Reina del carnaval./
Pasada edición de la Gala de la Reina del carnaval./

En el bullicioso mundo del carnaval chicharrero, los jurados de los diferentes concursos han ocupado un lugar destacado en las tertulias y programas de radio, pero ¿realmente se les presta la atención que merecen?

Durante años, hemos escuchado interminables debates sobre la idoneidad de sus decisiones, la composición del jurado y la justicia de los premios otorgados. Sin embargo, más allá de las críticas y las justificaciones, se percibe una sensación de descuido hacia la figura del jurado en sí.

A menudo, la conversación se centra en el perfil de quienes componen estos jurados. Desde músicos y periodistas hasta personalidades del arte, se ha intentado atraer a figuras externas a la isla en un intento de enriquecer el criterio. Sin embargo, es evidente que la solución definitiva aún se busca.

En más de una ocasión, hemos escuchado la frase “nunca llueve a gusto de todos”, y aunque este dicho sea válido, parece que la desconexión entre jurados y participantes se ha acentuado en una isla donde el conocimiento del carnaval debería ser un elemento fundamental en la evaluación.

Desde mi perspectiva, la mejor opción para otorgar calificaciones sería integrar a personas que realmente entiendan el carnaval, que vivan y respiren el ambiente, que conozcan la historia de los grupos y que puedan distinguir las sutilezas que un externo podría pasar por alto.

Modelo eurovisivo

La propuesta que planteo se inspira en el modelo eurovisivo, donde representantes de cada grupo participan en la votación en directo, sumando sus puntuaciones a un sistema de votación telefónica. Esta fórmula podría añadir un elemento de emoción y transparencia al proceso, permitiendo que los verdaderos aficionados y conocedores del carnaval dieran su veredicto.

Es cierto que esta idea ha suscitado recelos. Muchos temen que las rivalidades entre grupos puedan influir en las puntuaciones, dando lugar a prácticas poco éticas.

Sin embargo, como argumentó recientemente el destacado presentador Alexis Hernández en una tertulia carnavalera, en un contexto de votación pública “¿tú crees que alguien que vota en directo es capaz de hacer esta jugada con todo el público escuchándolo?”. Esa inquietud, aunque válida, parece desvanecerse ante la posibilidad de un juicio más justo y transparente al integrarse la voz de quienes realmente conocen el  carnaval.

En definitiva, no podemos seguir sin abordar el fallo en la elección de jurados. En un evento que tan profundamente marca la identidad de nuestra cultura, es vital contar con un jurado que no solo evalúe desde la distancia, sino que forme parte del carnaval en su totalidad.

Tal vez, después de tanto debate y crítica, este modelo podría ser la clave que cierre un ciclo de insatisfacción y desencuentro. Es hora de que nos volvamos a preguntar si hemos olvidado a los jurados y, si es así, qué podemos hacer para devolverles el protagonismo que merecen.