Los proyectos de Pfizer y Moderna, parecidos técnicamente
Los tipos de vacunas en desarrollo son variados y utilizan distintos mecanismos para enseñar a nuestro sistema inmunológico a reconocer al virus con antelación, para que sea capaz de producir los elementos necesarios para combatirlo en caso de infección.Las candidatas de las estadounidenses Pfizer y Moderna -esta en colaboración con los institutos de salud de ese país- son bastante parecidas y están sustentadas por tecnologías que no se habían utilizado hasta ahora, por lo que no hay precedentes sobre qué esperar de ellas.Ambas están compuestas a partir de ácidos ribonucleicos mensajeros (ARNm), una técnica con la que se puede inyectar en el cuerpo las instrucciones o moléculas que inducen a las células a producir unas determinadas proteínas. En este caso, estos ARNm se utilizan para producir la proteína S (Spike) del SARS-CoV-2, la llave que el coronavirus necesita para entrar en la célula.En los dos casos el ARN mensajero está encapsulado en nanopartículas de lípidos con el objetivo de hacerlo llegar al interior de las células del cuerpo humano para que éstas sinteticen la proteína S y la reconozcan, generándose así una respuesta inmune. Tanto la mRNA-1273 (Moderna) como la BNT162b2 (Pfizer junto con la alemana BioNTech) han funcionado con dos dosis.La británica, denominada ChAdOx1, usa sin embargo otra técnica, un virus vector, que es una versión atenuada de un adenovirus de chimpancé -resfriado común- que ha sido genéticamente modificado para impedir su replicación en humanos. También el virus se ha transformado para que exprese la proteína Spike del SARS-CoV-2.Un dato sobre esta que aún los investigadores de Astrazeneca y la Universidad de Oxford no han podido explicarse es por qué la efectividad de la vacuna subió al 90 % en un grupo de voluntarios a los que se dio media dosis inicial seguida de una dosis completa. Puede deberse a que una dosis más baja de entrada "prepara mejor" al sistema inmunológico de cara a una siguiente dosis entera, aunque los científicos, que lo siguen investigando, aún no saben si la diferencia radica en la calidad o en la cantidad de la respuesta.Aunque la eficacia de la candidata británica es aparentemente menor -a la espera de la explicación que sustenta ese 90 %-, es difícil compararla con las vacunas de ARNm, porque esta última tecnología es muy nueva y no hay precedentes de su potencia real, señala a Efe la viróloga del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) Isabel Sola, también inmersa en el desarrollo de una vacuna.No obstante, apunta, al no ser tan nueva la tecnología, la producción a gran escala de la de Oxford está más establecida.#ACTUALIDAD | 💉El coordinador del Comité Asesor de Vacunas ve improbable que haya una #vacuna contra la #covid antes de que acabe el año. Te contamos los motivos y cuándo esperan tenerla. https://t.co/HKQQjuIJ78
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La británica, la más barata y fácil de conservar
Además, su conservación es más sencilla: esta puede almacenarse a temperatura de refrigerador, entre 2 y 8 grados centígrados. Aquí está la principal diferencia entre las tres. Las candidatas de sus competidores estadounidenses necesitan temperaturas bajo cero para mantener el compuesto durante varios meses, aunque la de Pfizer lo tiene, en este caso, más difícil: su conservación a largo plazo precisa de una cadena de frío extrema, de entre -70 y -80 grados.La de Moderna, sin embargo, podría aguantar 30 días a entre 2 y 8 grados y seis meses a -20 grados.En los precios también hay diferencias. La más barata parece que podría ser la de Oxford (unos 3 euros por dosis), seguida de la de Pfizer (unos 16 euros la unidad) y la de Moderna (unos 20/30 euros).#SANIDAD | El informe establece que el primer grupo que ha de vacunarse es a la vez el más expuesto y al que más se necesita proteger➡️¿Qué te parece esta medida?#Vacuna #Sanitarioshttps://t.co/96J0pAkzSe
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