Primeros compases del año 2024 y se nota, de sobra, la abundancia de buenos propósitos. Hasta que perdamos fuelle, claro, que es por eso que un servidor no se mete ya en berenjenales, ni en promesas ni en dietas ‘estrictas. Ya se verá.
Comienza también enero y uno vuelve a perfilar los horizontes del Congreso Gastronómico más tempranero, Madrid Fusión, y entre una cosa y otra se le va echando vistazos al programa.
Tenerife tendrá presencia relevante, como así lo ha afianzado en los últimos años el Cabildo tinerfeño a través de Turismo y también el departamento del sector primario con nuestro producto local. Me vino la chispa o la bombilla clásica sobre la cabeza: ¡caramba sí, el ‘Turismo Azul’! (léase el título si puede ser con acento palmero, que me fascina).
Se abordó esta temática en el Encuentro de los Mares 23, encuentro de expertos desplegado precisamente en Tenerife para reflexionar y analizar las posibilidades de acciones turísticas ligadas al gran azul, además del ya consabido destino gastronómico. Por ejemplo, Higinio Guerra, presidente de la Asociación de Conservación de Cetáceos de Tenerife Sur, formulaba en su intervención que resultaba indispensable que las empresas dedicadas a ello sean pro-activas en la protección del entorno pues “si no trabajamos de una forma responsable, esto no es sostenible y acabaremos con todo”.
Claro que el mar es soporte para diferentes acciones humanas y directamente relacionadas, claro está, con la explotación pesquera y, más recientemente, con las energías renovables. Evidentemente, el turismo se ha agregado como otra opción más pero ¡cuidado! Si nos basamos en números puros y duros hemos de reconocer que estamos ante un turismo de masas. A los millones de turistas que visitaron las Islas en 2023, sin ir más lejos, nos remitimos.
Efectivamente, ‘el turismo azul’ del que Tenerife puede ser y es abanderado tendría que ser ambicioso en las metas para reducir
los impactos de la propia industria turística en general y especializada y que, por de pronto, “debe fijar la regeneración del destino como uno de sus pilares”, hacía hincapié en aquel foro Federico Cardona, Coastal Health Strategy Manager EMEA Iberostar.
Menos palabras, más hechos
En aquella mesa redonda, Eduardo Serrano, socio y director general ESMA, se quejaba que en buena parte todos los buenos propósitos (¿les suena de algo?) se quedan en el discurso y en una rotunda falta de acciones reales.
“El turismo es una actividad de masas”, hacía hincapié el propio Serrano que se mostraba tajante. “Reconducirla es complicado. Por ello, no es cuestión de exigir al turista sino que la primera responsabilidad recae en la industria” a lo que Higinio Guerra puso la guinda: “lo indispensable más bien sería no tener que regenerar. Tenemos que centrarnos en cuidar de una vez por todas”.
En definitiva, si reunimos en la coctelera unos cuantos criterios, sobre todo basados en el sentido común, de estrategia y de acciones palpables habrá vía libre para el pretendido ‘turismo azul’ en el que Tenerife y las 8 Islas tienen mucho que decir. En caso contrario, sabemos que el color, azul, irá a la deriva de la paleta más bien negruzca y solo sería cuestión de tiempo.