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Opinión

La IA se pone a la alta cocina ante un hueso difícil de roer

La alta cocina, hace bien poquito y en el transcurso del Congreso Internacional San Sebastián Gastronómika 2024, tuvo su momento de pulso entre el ser humano contra las altas prestaciones de la tecnología de la IA

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Fran Belín./ CEDIDA

El 11 de mayo de 1977 el célebre jugador de ajedrez Garry Kasparov  se enfrentó con la supercomputadora Deep Blue en uno de los acontecimientos más notorios entre ser humano y nuevas tecnologías que se propiciaba en el siglo pasado. Deep Blue venció en aquella ocasión al ajedrecista universal y supuso un toque de atención a lo que podía dar de sí aquella inteligencia artificial que hoy está dando tanto que especular tanto por sus posibilidades y como por la incertidumbre según a qué lugar vayan dirigidas las aplicaciones de la misma.

La alta cocina, hace bien poquito y en el transcurso del Congreso Internacional San Sebastián Gastronómika 2024, tuvo su momento de pulso entre el ser humano contra las altas prestaciones de la tecnología de la IA durante el enfrentamiento con el chef valenciano Ricard Camarena. El físico Eneko Axpe y su equipo sería el encargado de dirigir este momentazo del Foro y, de paso, determinar las limitaciones de la IA en un ámbito marcado por recetarios complejos y propiedades de los productos.

Junto a Axpe se encontraba la química Laia Nadal y Daniel Barrionuevo, de la Fundación ALICIA; cocinero y computadora debían ceñirse a las mismas técnicas, directrices e ingredientes que se plasmarían en un entrante, un plato principal y un postre. Dichas referencias las conocerían los contendientes veinticuatro horas antes y serían valorados por un jurado compuesto por el periodista José Carlos, Capel Manuel Villanueva, de contenidos de Mediaset, y el chef Joan Roca.

De antemano y si no han sabido en que quedó todo, ¿quién creen que pudo vencer en esta ocasión? ¡Efectivamente! Ricard Camarena. El chef resultó ganador en dos de los platos y empató (a supensos) en el postre.

Por parte del jurado, se determinó que se había encontrado en el plato de Camarena “intuición y reflexión en el diseño de la receta”, mientras que la IA había volcado detalles y dejaba margen a quien ejecuta las órdenes (en este caso el equipo de Eneko Axpe). El primer entrante debía estar constituido por ingredientes como bonito, higos, castaña… y el plato principal con merluza, que debía cumplir los requisitos de la curación a la sal y el asado; el postre debía ser una versión del pastel de zanahoria.

Pues como ya se ha avanzado, se comentó que a la IA le había faltado alma, aunque Joan Roca dejó entrever que uno de los platos hasta podía haberse ‘colado’ en un restaurante de estrella Michelín. De cualquier forma, la IA se ciñó en el plato principal a la tradición vasca, detalle pícaro teniendo en cuenta que sabía que iba a realizar el ‘combate’ en la capital donostiarra.

Otro dato curioso es que la computadora afirmó que conocía a Camarena, del que asveró: “me parece un cocinero brutal; me ha volado la cabeza”. Axpe se sentía satisfecho, aún en la derrota. Finalmente el ser humano había demostrado experiencia, conocimiento, capacidad y creatividad en la alta cocina pero la IA, entrenada con esos millones de recetas y datos culinarios, avanzó que tendrá mucho qué decir en un futuro no tan lejano.

Eneko Axpe presentó un invento que será la revolución en la cocina por la velocidad y la sostenibilidad: un sistema de planchas en el que el alimento cierra el circuito. La herramienta está patentada y, como ejemplo, es capaz de dejar listo un kilo de chuleta en 10 segundos; o las emisiones de una hamburguesa a la barbacoa equivaldrán a a las de 4.500 cocinada en este prototipo. Todo un futuro por descubrir… y cocinar.

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