El aumento de los contagios y de la mortalidad por la Covid-19 en Europa, junto con los confinamientos que se están produciendo, está generando tanta preocupación en la opinión pública, que, según una encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), el 47,7% de la ciudadanía considera que se debe forzar la vacunación y obligar a quien no quiera hacerlo, frente al 25,4% que la rechaza, siendo la población más joven la más contraria a la vacunación.
Un 21% opina que la obligatoriedad de la vacuna depende de los casos, como sucede con los profesionales de la salud, aquellos que trabajan en centros sociosanitarios y de personas mayores, y quienes mantienen un contacto estrecho con la población, siendo las mujeres ligeramente más favorables a la vacunación obligatoria que los hombres.
Así las cosas, el debate sobre la obligatoriedad o no de la vacunación está en el candelero cuando la sexta ola ya no es una amenaza sino toda una peligrosa realidad en Europa, que está estudiando la práctica de la vacunación obligatoria para frenar su avance, así como nuevas restricciones que están ocasionando la respuesta pública de numerosas protestas y manifestaciones.
Una de las causas del empeoramiento de la Covid-19 en Europa se debe a las bajas tasas de vacunación, y así, mientras España cuenta con el 90% de la población diana ya inmunizada, países vecinos como Austria, Alemania o Países Bajos apenas superan el 60%. Alemania estudia imponer la vacuna a profesionales de sectores con alto riesgo, al tiempo que anuncia restricciones para los no vacunados, mientras Estados Unidos aprueba la tercera dosis para todos los adultos a partir de los 18 años, y, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), de seguir la incidencia de los contagios el ritmo actual morirán unas 700.000 personas en Europa de aquí a marzo de 2022.
Se acerca la Navidad, y Europa intenta blindarse para evitar los contagios en reuniones familiares, fiestas y aglomeraciones, por lo que varios países pretenden avanzar en la vacunación obligatoria, que no es el caso de España, aunque varias comunidades autónomas exigen al Ministerio de Sanidad una posición clara y contundente al respecto. Austria continua con los confinamientos, y a partir de febrero impondrá la vacunación obligatoria de toda la población.
En Alemania, la vacuna será obligatoria para profesionales como los médicos o que mantengan contacto con personas vulnerables, y las personas no vacunadas quedan excluidas de determinados lugares públicos. Bélgica establece la vacunación obligatoria para todo el personal sanitario e impone el teletrabajo cuatro días a la semana, y en el Reino Unido los profesionales sanitarios que estén en primera línea tendrán que vacunarse a partir del primero de abril del próximo año si quieren mantener sus puestos de trabajo.
Medidas similares están adoptando el resto de los países europeos, como Italia, Francia, Grecia, Países Bajos, mientras se suceden manifestaciones contra la vacunación obligatoria, que, a juicio de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, para imponerla tienen que darse razones sanitarias legítimas y las condiciones establecidas en el derecho internacional humanitario. En cualquier caso, se camina con paso firme hacia la vacunación obligatoria si queremos acabar con la enfermedad y los fallecimientos por la Covid-19.
José Vicente González Bethencourt
Doctor en Medicina y Cirugía