Juana, Canaria

Años de la conquista de Tenerife, hubo numerosas incursiones para capturar esclavos y mermar a la población local...

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Juana sueña con el día en que se rompan sus grilletes. Aún recuerda el momento en el que la sombra de la esclavitud se cernió sobre ella. 

Durante la dura conquista de Gran Canaria, y para reducir la feroz resistencia isleña, el conquistador jerezano había prometido la libertad a quienes se convirtieran al cristianismo sin oponer lucha. Fue el caso de Juana y de su marido, así como el de otros muchos canarios. Sin embargo, Pedro de Vera no les había leído la "letra pequeña" del acuerdo de paz. Los hombres capaces de luchar estaban obligados, en el caso de que se les solicitara, a sumarse a las "razias de esclavos" que, con la bendición y patrocinio papal, partían hacia las tierras que se mantenían "infieles": las islas de Tenerife y La Palma, y las tierras de Berbería. No cabía la negativa.

En una de tantas armadas organizadas para marchar hacia Tenerife con el objetivo de capturar esclavos, algunos canarios conversos, llamados a las armas, se negaron a subir a los barcos y huyeron. Conocían sobradamente la forma de actuar de Pedro de Vera, y se había extendido entre ellos el temor de que todo fuera un engaño para trasladarlos a Castilla y convertirlos en mano de obra esclava. Tenían razones para desconfiar.

Uno de los huidos fue el marido de Juana. Las represalias por la deserción no se hicieron esperar: Vera ordenó el apresamiento de sus mujeres. Así fue como ella acabó a bordo de un navío, esclavizada, rumbo a Jerez de la Frontera, en un mundo tan extraño para ella. Allí, fue vendida.

Sin embargo, la pesadilla está a punto de terminar.

Estamos en Sevilla, y es 21 de febrero de 1491. No sabemos de qué manera Juana ha logrado demostrar ante las autoridades castellanas que fue vendida injustamente tras su conversión, que la hacía una cristiana de pleno derecho. Pero hoy, aquí, muy lejos de su añorado hogar, se le va a hacer entrega de la carta ejecutoria que reconoce, por fin, su derecho a la libertad.