Cualquier tiempo pasado fue...anterior

La supervivencia de los niños que nacen en nuestra isla, hoy en día, se da por sentada. Pero un vistazo a la historia nos demuestra que se trata de una absoluta novedad histórica.

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El 1 de febrero de 1893, el Registro Civil anota el fallecimiento de 6 personas, por diferentes causas, en Tenerife. 

Solo una es anciana: Francisco Gabriel Padilla, natural de La Gomera, que tenía 80 años. La causa de su muerte, una apoplegia.

A Ana López y Perera, natural de Puerto de la Cruz, se la ha llevado una angina de pecho a la edad de 30 años. De la misma edad era el chicharrero Enrique Mendizábal y Cifra, que ha sucumbido a la tuberculosis.

Los otros tres fallecidos son niños pequeños. Una laringitis se ha llevado a Antonio del Jesús Pérez, de 3 añitos, y a Carmen Pérez, de 2. A Rosario Trem y Gutiérrez, de 4 meses, la ha matado el cólera.

El 25 de noviembre de 1895, José Baute y Cabrera moría en el Valle de San Andrés. Tenía 2 días. La razón de su fallecimiento, la falta de desarrollo, probablemente debida a la malnutrición que sufrió su madre durante la gestación. Ese día se registran otras tres muertes. Todas ellas de bebés, y todas ellas por infecciones. A Concepción Afonso se la lleva una laringitis, otra vez una laringitis, con 2 años y 11 meses. A Pedro Santiago de Agrella, de 10 meses, una meningitis. Al lagunero Agustín Valladares y Romero, de 7 meses, una colitis.

Seguimos moviéndonos al azar entre fechas de la hemeroteca. El 9 de junio de 1900, se registran dos defunciones en Santa Cruz. A Francisco Sabina, de 4 años, lo mata la bronquitis. Juan Pérez, de 2 años, muere víctima del sarampión. El mismo asesino, el sarampión, se cobró la vida de la pequeña de 2 años Águeda Díaz Pimentel, el 2 de agosto de 1901. Ese día, y con la misma edad se producía la muerte del pequeño Domingo Nuñez, a causa de una gastroenteritis.

No se trata de casos puntuales. La altísima tasa de mortalidad infantil, por causas tales como "catarro intestinal", gripe, o tos, o la tuberculosis, difteria, o la polio, ha sido la norma en nuestra isla (y en el mundo) desde siempre, y hasta la llegada de las mejoras que la ciencia y la tecnología introdujeron en la higiene, la medicina y la alimentación. Y, de hecho, es la norma, aún, en 2018, los países a los que estas mejoras, principalmente los antibióticos, no han llegado.

Para muestra de lo que sucedía, un dato: en enero de 1914, por poner un mes del que tenemos datos, se registran en Santa Cruz 68 defunciones. De ellas, 36 son de niños y niñas menores de 5 años. Más de la mitad..