Alerta sobre el microplástico en el Archipiélago Chinijo

Un estudio ha detectado densidades de microplásticos de hasta 100 gramos por metro cuadrado en una playa del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, en La Graciosa

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Un estudio en el que participa la Universidad de Alcalá (UAH) ha detectado densidades de microplásticos de hasta 100 gramos por metro cuadrado en una playa del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, en La Graciosa, un espacio protegido marítimo-terrestre por su riqueza natural.

La web de la UAH publica este sábado que se trata de materiales envejecidos que se acumulan a lo largo de la línea de costa, sobre todo en las zonas más protegidas de la playa y con muchas procedencias, la más probable es el giro del Atlántico Norte.

Destaca que en la investigación participan el catedrático Roberto Rosal y otros miembros del grupo de investigación de Gestión Integral del Agua y procesos biotecnológicos, como Carlos Edo.

Calcula que cada año se producen unos 350 millones de toneladas de plásticos de diversos materiales, en su gran mayoría petroquímicos, cuyo ciclo va desde minutos a décadas y que requiere una gestión compleja en el ámbito de la gestión de residuos.

Apunta que la mitad de los plásticos que ni siquiera se recoge, se reparte entre materiales aún en uso y residuos que escapan a la gestión, y que son los responsables de la aparición de desechos plásticos en mares y costas.

La investigación subraya que la acumulación de desechos es especialmente alta en los giros oceánicos, donde se alcanzan concentraciones plásticas en superficie de unas 500.000 partículas por kilómetro cuadrado, una por cada dos metros cuadrados, entre 100 y 10.000 veces más que en otras partes del océano. El giro del Atlántico Norte lanza los plásticos hacia Canarias a través de la Corriente Canaria, que circula paralela a la costa africana y es responsable de la acumulación que se observa en sus playas más al norte.

Los investigadores de la UAH y de la Universidad Autónoma de Madrid han muestreado la playa del Àmbar (La Graciosa), conocida por el residente como Lambra. Resaltan que la zona carece de presión turística, forma parte de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote y del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, un espacio protegido en el que se concentran endemismos vegetales y la mayor biodiversidad marina de Canarias.

Las muestras del trabajo se tomaron a lo largo de la playa, con una densidad de materiales plásticos de entre 1 y 5 milímetros que superó los 100 gramos por metro cuadrado en las zonas más tranquilas y protegidas de la entrada directa del mar. Tras analizar cerca de 10.000 partículas plásticas, la hipótesis es que se trata de plásticos marinos arrastrados por el viento.

Además, en los puntos investigados se detectaron proporciones de polietileno a polipropileno relativamente elevadas, que podrían corresponder a muestras envejecidas dado que el primer polímero es muy estable y puede mantenerse durante décadas en el medio ambiente.

La investigación reconoce que los efectos nocivos de la contaminación plástica son múltiples, desde daños estéticos y su afectación al turismo o la toxicidad directa producida por su ingestión de organismos marinos o terrestres. Con todo, alerta de efectos más sutiles por la liberación de los tóxicos que contienen, como antioxidantes, pigmentos, plastificantes, retardantes de llama o catalizadores usados en su polimerización y que quedan incluidos en los materiales.
Avisa además de que la fragmentación de los microplásticos conlleva nanoplásticos, partículas mucho más pequeñas que por ahora no se pueden cuantificar en las muestras ambientales, pero que por su tamaño puede pasar a los tejidos de los seres vivos con consecuencias desconocidas.