Mi implicación con la asociación cultural canaria de escritores, Acte, ha ocupado la mayor parte de mi tiempo en los últimos meses, impidiendo que pudiera echar a andar este proyecto personal, algo que me hacía mucha ilusión y que ahora, por fin, puedo realizar. Mi trabajo en Acte ya está hecho y organizado, con lo que dispongo de algo más de tiempo para mis cosas. Abrir esta revista, terminar mis novelas empezadas, y tantas otras que requieren dedicación y se habían ido quedando aparcadas en espera de un momento más propicio. La pena es que haya tenido que ser el aislamiento obligatorio el que me abriera los ojos a lo que es realmente prioritario para mí. Claro que, como dice el refranero español: “Nunca es tarde si la dicha es buena”, y yo estoy segura que esta dicha lo será.

Así que cual Tamasma inquieta inicio esta nueva andadura (que incongruencia parece el pensar así, precisamente cuando el mundo se detuvo) pletórica de ilusión y ganas de seguir ayudando al colectivo artístico y cultural de las islas a través de mi espacio personal TAMASMA CULTURA.

Aprovecho este momento para agradecer, desde lo más profundo de mi corazón inquieto, el apoyo y la ayuda que siempre me aportan las personas de mi entorno; sin ellos mis proyectos nunca llegarían a buen puerto y contar con su trabajo, su amistad y su cariño es algo fundamental en mi vida y la gasolina que me mueve en pro de la Cultura de nuestra tierra.

No sé si con Tamasma inicio un nuevo rumbo o cierro todo un ciclo. Si me paro a analizarlo casi que me inclino por pensar lo segundo. Cada día que pasa disponemos de un día menos para hacer cosas y dejar huella cuando nos vayamos, una huella positiva y llena de esperanza en un mundo que debemos ayudar a cambiar entre todos; por este motivo pongo mi tiempo a mi servicio para hacer solo aquello que me sea grato. En ello estoy y en ello pienso seguir hasta el final.

Bienvenidos al mundo Tamasma.