"El contacto con la cultura canaria es pleno”

Maribel Lacave es autora canaria residente en el sur de Chile; ha publicado numerosos libros de poesía y de literatura infantil, además del ensayo “Los canarios del Lago Budi"

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Maribel Lacave (1951) es una autora canaria residente en el sur de Chile; ha publicado numerosos libros de poesía y de literatura infantil, además del ensayo “Los canarios del Lago Budi” (2006) donde cuenta la historia de emigrantes canarios en el país andino. Ha formado parte del Centro de Cultura Popular Canaria y recibió el Premio de Poesía “Juan Alvarado”. Desde hace años colabora en la organización de festivales literarios en el archipiélago de Chiloé.

- Después de la adaptación en el archipiélago de Chiloé como una escritora residente, ¿qué echa de menos de las islas y qué contacto mantiene con la cultura canaria?
La nostalgia ha ido creciendo con el paso del tiempo y cada vez es mayor. Echo de menos a mi familia, a los amigos, al sol, a ese olor maravilloso a salitre que inunda toda la ciudad, pero sobre todo, echo de menos el poder reconocerme en cada esquina, en cada rincón de mi niñez, compartir recuerdos y vivencias con alguien, ya que soy la única canaria en Chiloé. En cuanto al contacto con la cultura canaria es pleno. Gracias a Santa Tecnología puedo estar al día de lo que se hace e incluso participar muchas veces a través de video conferencias en numerosas actividades.

- Háblenos de su compromiso con el pueblo saharaui, ¿es posible desde la literatura cambiar la situación desfavorable de las injusticias?
Mi infancia en el Sáhara me marcó para siempre. Con el pueblo saharaui aprendí valores que siguen estando muy presentes en mi vida y en mi escritura. El Sahara viaja conmigo donde quiera que el viento me lleve y seguiré alzando la voz hasta que los saharauis vuelvan a su patria. Yo creo que la palabra es el arma más poderosa que posee el ser humano. En mi adolescencia me identifiqué con muchas causas precisamente a través de sus poetas y cantores. Eran la voz de los que no tienen voz. Sin embargo, en estos momentos tan convulsos y difíciles, con el fascismo cabalgando a sus anchas, echo de menos las voces ´insurgentes de escritores e intelectuales muchos de los cuales parecen estar anestesiados o cómodamente instalados en sus torres narcisistas de marfil.

"Mi infancia en el Sáhara me marcó para siempre. Con el pueblo saharaui aprendí valores que siguen estando muy presentes en mi vida y en mi escritura. El Sahara viaja conmigo donde quiera que el viento me lleve y seguiré alzando la voz hasta que los saharauis vuelvan a su patria"

- En su trayectoria poética hubo una cercanía con autores como Pedro Lezcano y Agustín Millares Sall ¿qué opina de la tradición literaria de nuestras islas?
Con Pedro y Agustín me forjé como poeta. A pesar de la diferencia de edad mantuvimos una entrañable e íntima amistad. Juntos recorrimos casi toda la geografía canaria recitando en plazas y colegios, juntos militamos en clandestinidad y esos son lazos muy fuertes. Soy una privilegiada porque también pude compartir poesía y amistad con Félix Casanova, Pedro García Cabrera, Isidro Miranda, José María Millares, Pino Betancor, Juan Jiménez, Manuel González Barrera, Pepa Aurora, Francisco Viña, Francisco Tarajano y tantos otros.

- El pueblo mapuche también representa un paradigma de libertad y de reivindicación de un mundo mejor, ¿qué papel desempeña la mujer escritora en el sur de Chile?
La poesía mapuche, al igual que la saharaui, siempre fue oral y aunque en los dos casos ahora se escribe y se publica, sigue teniendo las características propias de la oralidad.  Y tanto una como otra reflejan la situación de sus pueblos, aunque literariamente hablando, hay un mundo entre ambas. Son numerosas las poetas de este sur del mundo. Yo llevo  más de diez años organizando junto a compañeros y compañeras de la Agrupación Cultural “El Rodezno” unos Encuentros de Poetisas de Chiloé de los que han salido dos hermosas antologías y muchas satisfacciones personales. Pero no creo que las mujeres desempeñemos un papel diferente a los poetas hombres, hablamos otro lenguaje, es cierto,  porque nuestra visión de mundo es otra, como también es otra nuestra situación y eso se refleja en la escritura, pero ambos trabajamos amasando la misma materia prima, la palabra.



- ¿Qué nuevos proyectos literarios desarrolla en este comienzo de la tercera década del siglo?
Este año pasado fue especialmente fructífero para mí. Publiqué tres libros: “La balada de los dinosaurios y otros recados” (poesía) en Uruguay; “El mito de La Pincoya” (ensayo) en Chile y “Mujerío Poético” (antología de mujeres) en Las Palmas.  Como por acá es verano, aprovecho para viajar y asistir a diversos Encuentros de Escritores a los que me invitan a presentarlos. Luego, cuando llegue el invierno (que aquí es especialmente crudo) tocará recogerse y seguir con dos proyectos que tengo a medias, un nuevo poemario infantil y una novela. Además estoy hace tiempo ocupada en una investigación que significa mucho para mí, la historia de los seis canarios que llegaron en 1939 a Chile como refugiados en el Winnipeg gracias a las gestiones de Pablo Neruda.