La rebelión de Dertycia

Luis Padilla nos recuerda este sábado la situación que le tocó vivir a Óscar Alberto Derycia como jugador del CD Tenerife en la temporada 93/94.

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 “Si se queda, será el jugador número 23 de la plantilla”. Las palabras de Jorge Valdano, en un tiempo en el que sólo se admitían veintidós profesionales por equipo, eran una invitación a Óscar Alberto Derycia Álvarez (Argentina, 1965) para que abandonara el Tenerife. La sentencia la había puesto el propio club cuando ese 4 de agosto de 1993 envió un fax al hotel Beau Rivage de Nyon (Suiza), donde el 'euroTenerife' hacía su concentración de pretemporada, instando al jugador a regresar a la Isla y a presentarse en las oficinas de la entidad “de forma inmediata”. Dos horas después, otro fax le detallaba al jugador hasta los dos aviones que debía tomar. Primero, un Ginebra-Madrid; y luego, un Madrid-Tenerife.

El objetivo de la entidad era que Dertycia aceptara una oferta de Osasuna, que había llegado a un acuerdo con el Tenerife... pero no con el futbolista. Poco deseoso de abandonar la Isla, el delantero le había solicitado al club navarro una cantidad desproporcionada. Y es que el objetivo de Dertycia era otro: cumplir la temporada que le quedaba de contrato... y luego quedar libre y embolsarse el coste del traspaso. Porque si su club de destino no tenía que pagar al Tenerife por los servicios del delantero, siempre podría abonar algo 'extra' en la ficha del jugador. El ariete era calvo, pero no tonto: ya lo había hecho así dos años antes, cuando tras su cesión al Cádiz quedó libre de su compromiso con la Florentina.

De esa forma, Dertycia pudo fichar gratis por el Tenerife, que se ahorró el pago de un traspaso y se lo compensó con un contrato suculento. Y como quería repetir jugada, el futbolista argentino lanzó un órdago y anunció que estaba dispuesto a ser “el jugador número 23 de la plantilla”. O lo que es lo mismo: aceptaba estar un año sin jugar… percibiendo la ficha que ya tenía firmada. Eso sí, también anunciaba que “si me dan la carta de libertad, me marcho sin ningún problema”. Al final, no hubo acuerdo. Dertycia culminó su rebelión y dejó al Tenerife sin dinero y con un problema: le sobraba un extranjero. La solución para el club fue ceder a Juan Pizzi al Valencia. Y quedarse con Dertycia contra su deseo... y el del técnico.

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Dertycia, con la camiseta del CD Tenerife

A Valdano nunca le gustó el fútbol de choque de Dertycia, por lo que cumplió sus amenazas y Óscar empezó la temporada como “el quinto delantero”, por detrás de la pareja titular formada por Diego Latorre y Antonio Pinilla. El primer recambio era Pier Cherubino y para casos de emergencia estaba Nacho Conte. Al final, acabó el curso con once goles en Liga y dos en Copa del Rey, sus mejores cifras en las tres temporadas que jugó como blanquiazul. Y en verano se fue gratis al Albacete, entonces en Primera División. Ese mismo verano, Jorge Valdano fichó por el Madrid y, nada más aterrizar en el Bernabéu, anunció que “si se queda, Zamorano será el quinto delantero”, amenazándolo con el ostracismo.

Al final, el ariete chileno se negó a irse, se ganó un puesto cono titular, marcó 28 goles, fue 'pichichi' y llevó al Madrid (y a Valdano) al título de Liga. Hay que admitir que, pronosticando, Valdano quizás no fuera el mejor... pero sabía rectificar.