Sí, yo también reconozco que cuando escuché la palabra omnicanalidad puse la misma expresión que cuando me dicen que Cristiano Ronaldo es mejor jugador que Messi: "¿De qué me estás hablando?" (y que conste que esto lo dice un sufridor del Atleti...)
Yo, que siempre dudo de los términos grandilocuentes que frecuentemente esconden grandes vendedores de humo detrás, cogí el primer diccionario que tenía en casa y me puse a buscar la palabra. Y aún la sigo buscando... Efectivamente, el término omnicanalidad no existe. Por cierto, no piensen que soy un friki por tener un diccionario en casa, también tiré de Wikipedia y del diccionario online de la RAE y el resultado fue el mismo... cero patatero.
El vertiginoso desarrollo de la tecnología en los últimos años ha facilitado la vida de las personas de múltiples modos, así como también ha generado un empoderamiento del consumidor en cuanto a 'quién', 'dónde', 'cómo' y 'qué' producto o servicio satisface sus necesidades.
Partiendo de esas premisas, se hace imprescindible para las marcas del sector de la gran distribución una estrategia de servicio al cliente durante todo el ciclo de vida de su relación con la empresa, basada en una comunicación coherente y consistente (lo más personalizada posible), a través de los diferentes canales que el cliente quiera utilizar para interactuar con la marca, principalmente en tiendas físicas, Internet o dispositivo móvil. Que esta nueva estrategia la denominemos omnicanalidad o barandanga es secundario. Pero omnicanalidad me gusta más, tengo que reconocerlo.
Hoy, dos de cada tres procesos de compra incorporan un canal digital (según Google), el 56% de los usuarios de móvil lo utilizan durante el proceso de compra (Accenture), al 54% de los usuarios les gustaría comprar online desde pantallas digitales en los centros físicos (Cisco), y el 85% prefiere recibir ofertas personalizadas a sus hábitos y canales de compra habituales (Synquera). ¿Necesitas más motivos para incorporar una estrategia omnicanal en tu marca?