La nueva bebida de moda en Nueva York: las pociones al estilo de Harry Potter

Desde hace unos meses, la Gran Manzana se ha convertido en la meca de la magia al más puro estilo de Harry Potter con la obra de teatro en Broadway, "El legado maldito"

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La clase arranca con un toque de varita: las luces se encienden y comienza una sesión de alquimia donde los jugos, las hierbas, el alcohol y un caldero son los ingredientes de la nueva bebida estrella de Nueva York: la poción.
    
Desde hace unos meses, la Gran Manzana se ha convertido en la meca de la magia al más puro estilo de Harry Potter y a la obra de teatro del aprendiz de mago en Broadway, "El legado maldito", se le suman un par de locales que negocian con estos filtros "sobrenaturales" y que arrasan en la ciudad de los rascacielos.

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Registro de un joven al preparar su propia bebida en "The Cauldron" (El Caldero) | EFE.

La lección de Pociones cuenta con Leo como maestro, quien, ataviado con una túnica, machaca hierbas en un mortero y mezcla infusiones que cambian de color ante nuestros ojos o vierte líquidos en calderos burbujeantes que llenan la mesa de humo blanco.
    
The Cauldron (El Caldero) es una antigua cervecería a pocos metros de la Bolsa de Nueva York, aunque aquí el traje y el maletín dan paso a la túnica y la varita. Si bien no es un lugar inspirado íntegramente en Harry Potter, cuentan a Efe sus responsables, el ambiente que se respira recuerda a las novelas y películas del joven de la cicatriz con forma de relámpago.
    
"Creo que el mayor atractivo es, siendo un adulto, actuar de nuevo como un niño. Interactuar con tu maestro de pociones, mezclar estas pociones que hacen cosas divertidas como cambiar de color, echar humo o burbujear", explica el gerente del local, Simon Dean, que añade: "Y, por supuesto, como adulto, tomarse un par de cócteles, que siempre es divertido".
    
En su catálogo, bebidas con nombres sugerentes como "el tónico de la transformación", "la última vez" o "hálito de dragón". Todas ellas, elaboradas por los pupilos que asisten a las clases: "A la gente le encanta. Les das una varita y una túnica y lo adoran", sonríe Leo.