La Facultad de Psicología lucha contra el cáncer infantil

La supervivencia general del cáncer pediátrico supera en la actualidad el 80% de los casos pero los pacientes

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Especialistas en Oncología infantil y en Neuropsicología son partidarios de que el tratamiento del cáncer infantil se extienda más allá de la supervivencia del paciente e incluya la intervención en las secuelas cognitivas y educativas que la enfermedad pueda haber ocasionado a los niños.

La supervivencia general del cáncer pediátrico supera en la actualidad el 80% de los casos pero los pacientes, una vez superada la enfermedad, necesitan ser supervisados y evaluados por las secuelas tanto psíquicas como físicas que produce esta patología.



La facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna y las tres unidades oncológicas públicas de Canarias han puesto en marcha una iniciativa que aboga, no solo por incrementar los índices de supervivencia del cáncer pediátrico en el archipiélago, sino por mejorar la calidad de vida de los menores que padecen esta enfermedad.

Jorge Gómez Sirvent, Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, ha asegurado, en una entrevista a la Agencia Efe, que aunque la asistencia oncológica infantil en Canarias es muy eficiente, el apoyo a la salud mental y a la integración social de estos pacientes no es suficiente.

Para fomentar la investigación, el Parlamento de Canarias ha aprobado una Proposición no de Ley (PNL) por la que insta al Gobierno Autónomo al fomento de la investigación, la evaluación y la intervención en las secuelas del cáncer pediátrico.

Una iniciativa que, según el especialista, supondrá "un enorme avance" para los niños con patologías oncológicas, e incluso con enfermedades crónicas, terminales, o con problemas psíquicos o psiquiátricos.

Por su parte, el profesor de Neuropsicología de La Universidad de La Laguna, Sergio Hernández Expósito, también ha explicado que las intervenciones en el cáncer pediátrico deben ser tanto de naturaleza médica como educativa, debido a que hay un alto porcentaje de niños que sobreviven a la patología y se deben incorporar a la sociedad de la mejor manera posible.

Los programas educativos tradicionales no son efectivos para los niños que han sido sometidos a tratamientos oncológicos ya que han sufrido terapias que, en muchos casos, les dejan secuelas motoras o cognitivas, por lo que deben ser atendidos por pedagogos, neuropsicólogos y educadores especializados en el área.


En esta línea, Sergio Hernández considera imprescindible la sensibilización de la sociedad en el asunto porque "no se debería frenar el desarrollo de un niño que ha padecido de cáncer".

De acuerdo con Gómez Silvert, la investigación actual del cáncer pediátrico se centra en potenciar el sistema inmune de los afectados con el objetivo de que, junto a la combinación de los fármacos, se logren terapias más eficaces y las secuelas de los tratamientos disminuyan.


Gómez Silvert ha señalado que el cáncer en los menores suele ser más agresivo que en los adultos, lo que permite que las células cancerígenas sean más sensibles a los medicamentos y los índices de supervivencia superiores.

La adecuación del tratamiento también es compleja en adolescentes, pues su franja de edad y su desarrollo no se ajustan ni al de los menores ni al de los adultos.
La juventud es la etapa "en la que se toman decisiones importantes para el resto de la vida", reconoce Sergio Hernández, y por eso lamenta que no exista una unidad especializada en adolescentes que cubra sus necesidades particulares.

A pesar de la delicadeza de la cuestión, el jefe de Pediatría de La Candelaria apoya la iniciativa médica europea para la aprobación de ensayos clínicos en niños porque "no se tendrían que adaptar los resultados obtenidos en los adultos, por lo que se ahorraría tiempo y recursos". EFE