La amenaza fantasma

Luis Padilla desmonta el mito. Eso de que el CD Tenerife es víctima de un gafe carnavalero es rigurosamente falso.

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En el mundo del fútbol, marcado por los tópicos, hay uno que ha hecho fortuna entre los aficionados del Tenerife: “Partido en carnavales en el Heliodoro, derrota segura”. Y así, año tras año se repite una sentencia que se han consolidado en la memoria colectiva y rememora desastres futbolístico-carnavaleros sin fin en la Isla. Sin embargo, un vistazo a la historia, nos demuestra que el mito tiene escaso fundamento y que el 'gafe del Carnaval' no existe.

La leyenda del 'gafe del Carnaval' en el Heliodoro no casa con la realidad: treinta victorias y diez derrotas en la Isla durante las Fiestas de Invierno

La realidad y la ficción se confunden durante los carnavales. Y entre los aficionados del Tenerife, la memoria, selectiva y caprichosa, hace el resto. Así, la mente de muchos seguidores blanquiuazules liga los partidos del Tenerife en el Heliodoro durante estas fiestas a dolorosas derrotas, espantosos ridículos o bochornos poco digeribles... y por el camino olvida numerosas victorias, algunas de ellas de carácter épico y vitales en el balance final del curso.

Los números deberían disipar las dudas: desde que en febrero de 1961 la dictadura franquista oficializara el Carnaval tinerfeño, disfrazándolo –que paradoja– de 'I Fiestas de Invierno de Santa Cruz de Tenerife', el equipo blanquiazul ha disputado 53 partidos carnavaleros en el Heliodoro con un balance de treinta victorias, trece empates y sólo diez derrotas. Y en la última década, la dinámica también es positiva: siete victorias, un empate y una única derrota.

Confirmado ya que el 'gafe del Carnaval' no existe, habrá que preguntarse por qué pervive en la memoria colectiva. La respuesta está en esa última estadísticas: de la última década, sólo se recuerda la única derrota. Fue un doloroso 1-4, un lunes de Carnaval y bajo un diluvio, ante el Barça B que dirigía Luis Enrique y tenía a Montoya, Bartra, Sergi Roberto o Nolito. Por contra, de los siete triunfos logrados en este período, pocos recuerdos colectivos quedan.

Lo mismo ha pasado a lo largo de la historia. La primera derrota carnavalera llegó en 1978, tras doce victorias y tres empates, pero los fieles más veteranos no la olvidan: un 0-4 ante el Depor, con el tinerfeño Cantudo en las filas gallegas, temprana expulsión del local Manolo y lluvia de objetos contra Mayoral Cedenilla, árbitro que tardó siete minutos en alcanzar los vestuarios antes de un descanso que prolongó media hora. A partir de ahí, cada derrota dejó huella.

En 1984 fue ante el Bilbao Athletic (0-1), con un gol postrero de Andrinúa y arbitraje infame de Caetano Bueno. Tres años después, de vuelta a la categoría de plata, ganó el Elche (1-4), tras una bronca al técnico local, Pepe Alzate, agredido tras el choque por un espectador disfrazado [exjugador del club, además], cuando se iba disfrazado al Heliodoro. Y en la década de los noventa, ya en la Primera División, el estreno carnavalero fue un 1-4 ante el Barça de Cruyff.

Así, mientras que cada derrota se fijaba en la memoria colectiva, las victorias pasaban desapercibidas. Y eso que hubo algunas vitales: una remontada (3-1) ante el Sabadell en 1989 catapultó a Primera División al Tenerife que dirigía Joanet. Y un 1-0 en el año 2004 frente al Córdoba –rival del domingo en el Heliodoro– puso fin a una racha de trece jornadas sin ganar y siete sin marcar de un equipo en crisis, como el actual, que a partir de ahí evitó un 'seguro' descenso.

Otro ejemplo de memoria selectiva: las tres últimas victorias carnavaleras no deberían caer en el olvido. Así, la remontada (2-1) ante el Leganés en 2013 fue básica para que aquel Tenerife acabara el curso como líder y subiera a Segunda División, el triunfo (1-0) ante el Recre al año siguiente llegó después de que Cervera hiciera jugar a ¡once canarios!... y el éxito (2-0) ante el Valladolid en 2015 puso fin a siete jornadas sin ganar camino de la permanencia.

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Sólo una 'victoria carnavalera' habita en la memoria colectiva: el 4-3 ante el Madrid que dirigía Heynckes y era líder virtual de la Liga al ganar 2-3 a un Tenerife roto por la expulsión de Juanele y el 'gol-bomba' de Roberto Carlos desde el córner. Entonces, bajo el diluvio, el debutante Lillo se 'suicidó': quitó un mediocentro y dio entrada a Makaay. En cinco minutos, el holandés marcó un gol, forzó un penalti que transformó Kodro, provocó dos expulsiones y lideró la victoria local.

Eso sí, ni aquella épica victoria ante el Madrid acabó con la leyenda. El recuerdo pesa más que los números. Veinte años más tarde, un técnico local vuelve a debutar en el Heliodoro contra el 'gafe del Carnaval' y, puestos a tirar de tópicos, aunque la realidad nos demuestre que es tan falso como el anterior, mejor citar aquel que afirma que “a entrenador nuevo, victoria segura”. Además, Etxeberria debuta ante un Córdoba que ya en 2004 ejerció de 'resucitador carnavalero'.