La agonía de Joseíto

Luis Padilla nos recuerda este viernes, la segunda etapa de 'Joseíto' como entrenador del CD Tenerife. Esa en la que terminó siendo despedido en el tramo final de competición

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Sí, no, sí, no, sí, no, sí, no, sí, no... Lamentablemente, al final casi siempre sí echan al entrenador. Eso le ocurrió a José Iglesias Fernández, 'Joseíto' (1926-2007) en su segunda etapa como técnico del Tenerife. Quince años antes, con José López en la presidencia, había dejado buen recuerdo: el equipo blanquiazul peleó por el ascenso a Primera División hasta las cinco últimas jornadas, cuando cuatro derrotas en esos cinco partidos le hicieron pagar las consecuencias de un calendario agotador y le dejaron a cinco puntos del objetivo. Tres lustros después, tanto por razones familiares como por motivos deportivos, Pepe López lo volvió a llamar.

Tetracampeón de Europa como extremo diestro del Real Madrid, era un técnico serio y disciplinado que había dirigido en la élite a Valencia y Granada, sumando más de 500 partidos como entrenador en el fútbol profesional. Sin embargo, en la Isla tuvo que convivir con impagos, encierros, huelgas, indisciplinas… Y también con la enemistad de los medios informativos. Ya la prensa de la época destacaba que había firmado por dos temporadas “con cantidades estipuladas muy superiores a las percibidas por el gallego Lamelo, su antecesor en el cargo”. Y por eso se le impuso un único objetivo: el ascenso a la categoría de plata.  

Encuadrado en el grupo I de la Segunda División B, no tenía competidores de renombre, como había ocurrido el año anterior, cuando las dos plazas con premio fueron para Celta y Deportivo. Eso sí, sin capacidad para fichar, la plantilla, netamente canaria, era quizás demasiado joven. Un buen inicio consolidó al equipo en la zona de ascenso y alimentó el optimismo del aficionado. Luego llegaron los problemas económicos y la división en el vestuario. Y las derrotas, claro. Cinco en seis partidos llevaron al Tenerife a la novena plaza y a Joseíto al borde de la destitución antes de acabar la primera vuelta. Y a partir de ahí vivió una agonía interminable.  

Otras cuatro derrotas seguidas, incluyendo una goleada (5-1) frente al Barcelona Atlético, generaron el primer ultimátum. A partir de ahí, salvó un 'match-ball' tras otro entre el acoso de los medios. “Victoria o a la calle”, “Última oportunidad” o “Ultimátum” eran los titulares de la época. De hecho, la derrota en Erandio era el “punto y final”, pero al domingo siguiente el Tenerife ganó al Mirandés. Eso sí, quedaba claro que, tras caer en Palencia, “de aquí no pasa”, aunque pasó gracias a una goleada (5-0) al Huesca. Y un agónico triunfo (1-0) ante el Bilbao Athletic le permitió seguir tras la derrota previa en Ferrol.  

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José Iglesias Fernández, 'Joseíto'

 Y así, hasta que el 20 de abril de 1982, tras un insufrible empate (0-0) en el Heliodoro ante el Sestao –a falta de cinco jornadas y con el equipo a tres puntos de la zona de descenso– cayó por fin Joseíto. Después de cinco horas de reunión, de siete de la tarde a doce de la noche, la directiva nombró como sustituto a José María Ramos, coordinador de la cadena de filiales, quien contaría como ayudante con Justo Gilberto, técnico del Tenerife Aficionado. Su primera medida fue recuperar al guardameta Álvaro y a Paco Brito, apartados por el anterior técnico. Y aunque el equipo no mejoró mucho, evitó el descenso a Tercera División.