Fuego, lava y ceniza marcando el camino

Tierra de mar y montaña. Isla azul y verde. Sin embargo, Tenerife tiene un tercer color que brinda la naturaleza, sobre todo en la zona sur de la isla. Hablamos del marrón terroso y demás combinación de tonalidades que deja el paisaje seco de la región, en contraste con la ladera norte, más rocosa y con mucha más vegetación.

Es por ello que en esta ocasión nos ponemos las botas para caminar por los diáfanos terrenos del Malpaís de Güímar, para recorrer uno de sus tres senderos principales y que, como el del Camino la Orilla del Monte, o como una de las variantes del recorrido a la playa de Antequera, es de tipo circular.

A diferencia de los otros senderos que hemos ofrecido en AtlánticoHoy, el Malpaís de Güímar, como su nombre indica, nos ofrece un paisaje completamente volcánico y con su particular flora y fauna. Una experiencia más del trayecto que de sorprenderte después de cada curva, pues no hay obstáculos que te impidan ver más allá, pudiendo compartir en tu campo de visión la rudeza del terreno con la suavidad de mar y las olas rompiendo en la costa.

El Malpaís de Güímar, declarada zona protegida en el año 1987, es una Reserva Natural Especial con una gran importancia ecológica. Se extiende desde el litoral hasta Montaña Grande y gracias al clima suave de la zona se reúnen en este ecosistema multitud de especies endémicas, como los cardonales y tabaibales; en la zona costera se pueden encontrar la lechuga y la siempreviva de mar, aulagas y cerrillos en los arenales, y más de 60 especies de líquenes repartidas por todo el entorno.

Uno de los mejores secretos -aunque no guardado- es el interior del Malpaís. Una gran cantidad de tubos y cuevas volcánicas atraviesan el terreno con espectaculares lugarescomo Cueva Honda o Cueva de los Burros, con más de 100 metros de largo y hasta 5 metros de altura en algunos de sus tramos.

A modo de recordatorio y recomendación, si decides conocer el recorrido de primera mano, es imprescindible ir equipado ante la posible fuerza del sol, ya que no hay espacio para cubrirse a la sombra. Gorras, crema solar, así como gafas de sol se tornan indispensables para poder disfrutar en plenitud de esta tierra de volcanes.