

Higiene de los alimentos casi que con lupa
Una de las preguntas que la ciudadanía se cuestiona acerca del coronavirus no sólo es la incidencia de los aerosoles sino el contacto directo con superficies o con los alimentos. De una forma u otra siempre estaremos más tranquilos-as con la oportuna observancia de medidas básicas de higiene.
El experto en Seguridad Alimentaria Pablo Varona viene a reafirmar básicamente que no se transmite pero, eso sí, esos alimentos, como toda superficie, potencialmente pueden concentrar focos de microorganismos, por lo que hay que extremar las precauciones e higiene y más en esta situación de alarma.
Razones científicas y muy ligadas al sentido común, por tanto.
Las advertencias acerca de la ingestión de alimentos proclives a contaminarse por cualquier causa pasa de nuevo por ese cuidado extremo en el que aparece la figura reiterativa del lavado de las manos.
Limpieza profunda de los alimentos y también los utensilios con los que vamos a comer. Bacterias que citábamos al inicio como las del género salmonella –que nos sirve de ejemplo con molestos trastornos gastrointestinales- aguardan ‘agazapadas’ para noquear a consumidores que bajan la guardia y dejan de observar normas sencillas a poner en práctica. Para qué decir que la precaución ante el Covid-19 no se debe escatimar en esfuerzos personales y de toda la familia.
Consultar en internet es práctico particularmente en los servicios de salud de la Comunidad Autónoma que se encargan, cada temporada, de refrescar los “decálogos” para alejar efectos no deseados que, en algunos casos, podrían derivar en cuadros severos. No sólo la adquisición sino la correcta conservación de los géneros resulta importantísima, así como la manipulación de los mismos en casa.
Indican algunos expertos-as en seguridad alimentaria, hemos de incorporar en los hábitos teniendo muy en cuenta todos los detalles de prevención. Enfoquen en su mente. Pescados,… mariscos, piezas de queso, cortes de fruta que quedan en la nevera: escruten bien la textura de la verdura, las manzanas,…”.
El quid también radica en la cadena de frío. El consumidor confinado en su casa debe respetar, aparte del correcto cerramiento, que cada uno de los alimentos se atengan a un movimiento “cero”; es decir, que sólo se empleará para que vaya de la nevera a la mesa de la familia. En este sentido, tenemos que estar ojo avizor, siempre, claro, pero ahora más que nunca.

Por cierto, ya que la situación tiene pinta de que se va a prolongar, hagamos también ‘inventario’. Esto es: que estemos pendientes de lo más perecedero para hacernos recetas sencillas con lo que urge consumir y no perderlo en la basura.