"Hay que ser lo suficientemente empático, para grabar con el ojo derecho y llorar con el izquierdo"

AtlánticoHoy ha hablado con el ex corresponsal de guerra, Fernando Ávila, que sigue compaginando la labor periodística con la comunicación audiovisual y la docencia

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AtlánticoHoy ha hablado con el ex corresponsal de guerra, Fernando Ávila, que sigue compaginando la labor periodística con la comunicación audiovisual y la docencia en la Universidad Europea de Madrid

Ha desarrollado su carrera periodística como reportero de guerra en conflictos como el de Yugoslavia, Somalia, Ruanda, Zaire, Rusia..., y ha entrevistado a los líderes más poderosos del mundo, como Vladímir Putin, Bill Clinton y George Bush, entre muchos otros. 

Nos ha hablado sobre su reportaje publicado por ACNUR (El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) sobre la situación del tren de refugiados La Bestia en México. También nos ha hablado de cómo vivió estos diez años de experiencia profesional en países extranjeros en conflicto y nos ha contado su visión sobre el papel del periodismo en una actualidad confusa debido al papel de las nuevas tecnologías

"Yo creo que sí es vocacional, porque he conocido a mucha gente que esto lo tenía como vocación desde que eran niños y otras personas que desde el primer día se tuvieron que volver, porque no soportaron lo que estaban viendo".

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Estación Sufragio en México. Migrantes esperando para subirse al tren La Bestia | Fotografía: Fernando Ávila.

Ha sido periodista de guerra durante más de diez años. ¿Se ve el mundo con una mirada diferente después de presenciar estos conflictos?
"Indudablemente, sí. No sé si te das cuenta en el mismo momento o cuando vuelves a tu lugar de origen. Es obvio que con el paso del tiempo vas viendo un cambio en la forma mediante la que mirabas la sociedad antes de ir, y la forma en que miras a la sociedad después de ir. Los hechos a los que te enfrentas son tan duros y están tan alejados de nuestra forma de vivir, de sentir y de conocer la sociedad que al final es inevitable contrastar lo que tenemos y comparar con la situación que viven las personas que están en una zona de guerra. Más que vivir, lo que hacen es intentar sobrevivir. Luego te das cuenta de todas las opciones y posibilidades con las que contamos nosotros en nuestro día a día. Como decía Ortega y Gasset, "yo soy yo y mis circunstancias". 

¿Cómo decidió que se iba a dedicar a una profesión de tanto riesgo? Tiene que ser algo vocacional...
"Yo empecé a estudiar Comunicación Audiovisual con dieciocho años y me surgió una oportunidad, de esas veces que pasa un tren por delante y tienes que decidir si te subes, y fue para una corresponsalía de una televisión mexicana, Televisa. Nos movíamos por toda Europa, el norte de África y Oriente Próximo. En estos años —yo empecé muy joven, con veintiún años— tuve la oportunidad de vivirlo y creo que sí es vocacional, porque he conocido a mucha gente que esto lo tenía como vocación desde que eran niños y otras personas que desde el primer día se tuvieron que volver, porque no soportaron lo que estaban viendo. Tiene un componente también muy humanitario y de empatizar con el otro, a la hora de mostrar las desigualdades de este mundo". 

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Militares vigilando las calles durante la extradición del Chapo Guzmán a USA | Fotografía: Fernando Ávila.

¿Cómo se tomó su entorno, siendo tan joven, la noticia de que iba a ir a cubrir conflictos armados?
"Yo ahora mismo tengo hijos que tienen veinte años, prácticamente la edad que tenía yo cuando empecé. Si ahora mismo uno de mis hijos me dice que se va a cubrir alguno de estos conflictos, pues me quedaría realmente mal. Ya son mayores de edad, es su vida, pero me quedaría enormemente preocupado. Al final, yo creo que las familias lo pasan muy mal. Tú estás en el sitio y sabes lo que está pasando, hasta dónde puedes llegar, hasta dónde no, si tienes que retroceder en alguna cobertura... Tus seres queridos no saben realmente cómo estás en cada momento. Hoy en día, las comunicaciones han cambiado totalmente. Antes lo único que había era un teléfono satélite, y muy de vez en cuando podías hacer algún contacto con la familia. Yo he llegado a estar tres meses fuera, cuando estuve en Ruanda, y creo que llamé dos veces a casa. Ahora se puede contactar a través del teléfono para hablar con tu familia o incluso con un vídeo. Antes el temor por parte de las familias y la espera era mucho más complicada". 

ACNUR (El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) publicó su reportaje para el tren de refugiados La Bestia. ¿Qué nos puede contar sobre este proyecto? ¿Cómo surgió la idea?
"Fue un proyecto casi sorpresa. Yo fui a México para otras cuestiones. Estaba con un trabajo de consultoría internacional de fotografía, con varios cursos de fotografía a varios periódicos de Sinaloa. En una de las coberturas que se estaban realizando, yo me enteré que había una estación en la que había muchísimos migrantes que hacían escala, esperando a que pasase otra vez el tren. Me refiero al tren de La Bestia, que es una cadena de trenes que cruza toda la costa mexicana. Yo había estudiado mucho sobre el tema. Allí van todos los migrantes centroamericanos y mexicanos para llegar a Tijuana y cruzar a los Estados Unidos. Es un viaje realmente complicado, muy dramático, en el que hay tráfico de órganos, mafias, asesinatos, extorsiones... Es un viaje muy peligroso. Tuve la posibilidad de ir y hablé con un grupo de migrantes, que estaban esperando el tren. Tuvo que ser todo muy rápido, pero tuve lo suficiente para retratar las penurias de estas personas, el agotamiento, pero, por otra parte, la ilusión de intentar llegar a un mundo diferente en el que puedan desarrollar su vida, y no solo sobrevivir, sino también vivir. Van con una mochila, una botella de agua y algo de comida que les dan en cada sitio". 

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Militares vigilando las calles durante la extradición del Chapo Guzmán a USA | Fotografía: Fernando Ávila.

¿Cómo ve la situación de todos los inmigrantes mexicanos con las políticas de Trump y el debate de la creación del muro?
"Lo veo muy complicado. Ves personas que empatizan mucho con ellos, pero hay otras personas que no lo hacen tanto. Me refiero a que en la propia travesía por México, todos estos migrantes se han encontrado con pueblos que les han dado apoyo, refugio, comida, agua y ducharse en sus casas. En otros lugares les han arrojado piedras, ha habido peleas, etc. México es un país que tiene bastantes problemas en ese sentido. Lo que haga Trump será una incógnita. Yo creo que él sigue con la opción del muro porque está en su programa electoral. Realmente lo quiere hacer, pero no sabe cómo, tiene un coste tremendo y es prácticamente imposible acometer una obra de esas dimensiones. Poner un muro en toda la frontera es una obra faraónica, pero el caso es que sigue insistiendo y yo creo que es un mensaje a una parte de su electorado. Después de hacer viajes de las características que te comento, la gente ya no tiene miedo a nada, ya no tienen nada que perder, con lo cual me preocupa que pudiera haber una represión lo suficientemente fuerte como para generar víctimas mortales. Confiemos en que la cordura impere y que se llegue a una política común entre los países de la zona. Es muy complicado, porque en Europa tenemos el mismo problema y seguimos sin darle respuesta". 

América Latina atraviesa una época de cambios. ¿Tiene pensado hacer algún reportaje sobre lo que está ocurriendo ahora mismo en Venezuela, por ejemplo?
"Pues mira, la verdad que me encantaría. Tengo otros proyectos en mente. Estuve en Argentina y en México en los últimos años haciendo varios reportajes fotográficos. Me gustaría mucho ir a países como Venezuela o Nicaragua, cuya situación es muy delicada y parece que no es tan importante por ser uno de los países más pobres de América Latina, al no tener petróleo y al no tener nada, pero la situación con Ortega es dramática. Son historias que merecen ser contadas, pero de momento me tendré que conformar con las noticias que llegan aquí". 

"Ahora se puede contactar a través del teléfono para hablar con tu familia o incluso con un vídeo. Antes el temor por parte de las familias y la espera era mucho más complicada".

Es profesor en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad Europea de Madrid. ¿Qué intenta transmitirles a sus alumnos desde la experiencia profesional?
"Yo ahora mismo estoy dando clases de materias relacionadas con la Televisión y con el Cine, pero cuando tengo la oportunidad de transmitirles a los alumnos estas experiencias más relacionadas con el periodismo, como son por ejemplo las Jornadas de Periodismo al Límite, que montamos cada otoño y que son únicas en la universidad española (no hay más universidades que traten este tema), intento transmitir la necesidad de que el reporterismo perdure. Es un momento complicado para el periodismo, pero concretamente para el periodismo de conflictos. Yo me alío con esta corriente de llamarlo "periodismo de paz", porque al final por medio del periodismo de guerra el periodista intenta dar la cobertura necesaria para que se arreglen los problemas que hay en estos países. Intento transmitir esos valores de profesionalidad, honestidad, sacrificio... Te puedes equivocar, pero tienes que equivocarte honestamente. No puedes caer ante determinados prejuicios o líneas editoriales muy marcadas. Cada vez es más complicado porque se cubre todo con agencia y ha aparecido el periodismo ciudadano. Televisión Española por primera vez en su historia no ha cubierto ningún conflicto, porque al final hay gente en el terreno. Esto conlleva un gran reto a nivel profesional, que es filtrar la noticia. No sabemos si es real lo que estamos recibiendo. Cada día más, el periodista tiene que diferenciarse por su profesionalidad y tiene que formarse muy bien". 

¿Qué cualidades cree que debe tener un buen periodista?
"Yo creo que la honestidad es fundamental. Como decía el maestro Ryszard Kapuściński, "es muy difícil ser buen periodista sin ser buena persona". Yo creo que tenemos que mantener la humanidad y la empatía, esa visión global del ser humano, para intentar contar las cosas con la mayor veracidad posible. Me refiero sobre todo al periodista de conflictos, que es del que estamos hablando ahora más en profundidad. Debe tener una dosis de valor, pero ser lo suficientemente empático, para grabar con el ojo derecho y llorar con el izquierdo. No puedes perder la perspectiva de que lo que estás grabando son personas. No puedes aislarte y dejar de ver que son personas que sufren y que tienen miedo ante lo que está ocurriendo. Tú llegas, estás ahí un tiempo trabajando, pero la gente que grabas se va a quedar allí".

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Militares vigilando las calles durante la extradición del Chapo Guzmán a USA | Fotografía: Fernando Ávila.

¿Qué opina sobre la situación actual del periodismo en España, con tanto cambio con las nuevas tecnologías, las redes sociales... ¿Hacia dónde cree que va la dirección del periodismo?
"Yo creo que sí que hay una crisis en el periodismo, pero de las que se pueden sacar cambios positivos. Es obvio que la información está cada vez más manipulada. Hay muy pocos grupos y esos medios están en manos de los mismos dueños. Lo podemos ver porque hay en prensa portadas que parecen exactamente las mismas. Yo creo que no se le puede achacar toda la responsabilidad al periodista. La propia sociedad tiene que hacer una crítica constructiva de su papel ante el periodismo. Tenemos que entender que el periodismo tiene un papel fundamental para una sociedad democrática y es necesario que la ciudadanía esté bien informada y que tenga acceso a una información real a lo que está ocurriendo. Y no hay una queja por parte de la sociedad, sino que le da exactamente igual. Tenemos el ejemplo de las "fake news", cada vez es más difícil ver a una persona joven que coja un periódico, que lea diferentes periódicos y contraste fuentes. Nos estamos quedando con el hecho de entrar en Facebook, ver un titular y ni siquiera detenernos, y sin conocer los intereses que hay detrás, lo damos por válido. Esto no es culpa de la prensa sino de la propia sociedad. Desde que los niños son pequeños deberíamos enseñarles a debatir y a buscar las fuentes. Poco a poco, iríamos formando a una sociedad mucho más preparada y que sea menos fácil de engañar. La batalla está bastante complicada, porque hay muchas "fake news". Tendremos que trabajar conjuntamente con la sociedad para intentar solucionarlo, aunque no lo veo fácil".

Ha entrevistado a personalidades como Vladímir Putin, Bill Clinton, George Bush..., entre muchas otras. ¿Cómo es estar enfrente de estos líderes? ¿Cuál de estos personajes le ha impactado más?
"Cada cual tiene su particularidad, pero todos ellos tienen el común denominador de que impresiona estar delante de una persona con el poder de estos hombres que has comentado. Son las personas más poderosas del mundo. Por lo general, el trato con estas personas siempre es correcto y afable, sin más. Tampoco se necesita más, ellos hacen su trabajo y tú el tuyo, y te limitas a intentar hacerlo lo mejor posible, porque siempre en estos casos tu propio medio de comunicación te exige que el trabajo sea extraordinario. Entonces vas con un plus, no de estrés, pero sí de estado de alerta, por así decirlo. Posiblemente, las personas que más me han impactado a nivel político han sido Yasir Arafat (Presidente de la Autoridad Palestina) y Fidel Castro, que han sido para mí los más significativos, por la trascendencia que tenían. En el caso de Fidel Castro creo que es una figura que trasciende lo político, una figura de la cultura del ser humano del siglo XX. Ver una persona con esa fuerza y ese carisma es realmente impresionante". 

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Una casa llena de disparos con armamento de guerra. Paisaje habitual de Culiacán (México) | Fotografía: Fernando Ávila.

Compagina la docencia con la actividad profesional. ¿Se hace muy complicado compaginar ambas tareas?
"Se lo dedico más a la docencia. Ahora mismo es mi principal trabajo, al que le dedico más tiempo y con el que disfruto muchísimo, por supuesto, porque me encanta. Siempre saco algo de tiempo para un extra, para dedicárselo a esa parte ya casi más personal que profesional, que engloba este tipo de proyectos de reporterismo. Lo que sí es cierto es que disfruto muchísimo con las dos y que me gustaría que fueran más equitativas, pero el ochenta por ciento de mi tiempo lo dedico a la docencia".

¿Piensa volver en algún momento a un conflicto armado o esa es una etapa que ya ha cerrado?
"Creo que está cerrada. Hace dos o tres años, cuando estaba aflorando totalmente el conflicto de Ucrania, estuve pensando en moverme para ir allí. No es la guerra de Siria, es un conflicto más controlado, aunque con sus peligros también. Yo estuve en Moscú hace muchos años, cuando se produjo el intento de golpe de estado. Se lo comenté a mis hijos y directamente estos se echaron a reír, como diciendo "mi padre se ha vuelto loco" (risas). Llega un momento que ya te debes a tu familia y cuando hay hijos el sentido de la responsabilidad pesa mucho. Hay otros proyectos maravillosos que no tienen por qué pasar por conflictos bélicos". 

"El periodismo de guerra tiene un componente también muy humanitario y de empatizar con el otro, a la hora de mostrar las desigualdades de este mundo".

¿Cómo era capaz de aislarse de lo que ocurría en estas guerras para hacer su trabajo? ¿Pasó por algún momento de crisis?
"No te aíslas. La lágrima está a flor de piel. Tú vas a hacer tu trabajo y te tienes que armar de fuerza y ponerte un escudo. Estás viendo algo que es tan absolutamente horroroso, que genera tanto dolor a seres humanos inocentes, que te sale una fuerza no sé muy bien de dónde para mostrar ese sufrimiento. Recuerdo llegar al hotel y ponerme a llorar, eso era algo bastante habitual. Veías a gente morir a diario. Si cualquier persona ha tenido la mala fortuna de ver un accidente de tráfico con víctimas, pues imagínate lo que es estar en un sitio en el que las víctimas están esparcidas por la calle. Al final esas víctimas son niños, niñas, mujeres, ancianos, hombres..., pero el caso es que tienes que guardar esa parte de humanidad: un ojo para trabajar y el otro para llorar, para no perder la perspectiva de que lo que estás viendo son personas que sufren. No puedes llegar a hacer tu trabajo de tal forma que pierdas el respeto". 

Ha estado en muchos conflictos: Yugoslavia, Somalia, Ruanda, Zaire, Rusia... ¿Hay alguna escena muy concreta que se le haya quedado grabada, que le haya conmovido o impactado especialmente?
"Creo que el sitio más peligroso en el que he estado, dentro de que todos eran bastante peligrosos, ha sido Somalia. Y como sitio que me haya dejado una escena impactante, recuerdo cuando llegué a Zaire. Acababa de ser el conflicto entre los Tutsis y los Hutus, y fue un genocidio en el que murieron en tres meses más de trescientas mil personas, considerado como el mayor genocidio de la historia de la humanidad, en cuanto a la cantidad de muertos y el tiempo en el que se llevó a cabo. Cuando bajé del avión con mis compañeros nos encontramos con un tapiz de muertos, literalmente. Era dantesco y te hacía cuestionarte si estabas despierto o no. Era tan horroroso que era difícil pensar que el ser humano hubiera llevado a cabo tales atrocidades. Eso ha sido lo más fuerte que he vivido en mi vida, tanto profesional como personal".

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Un narco ante el busto de Jesús Malverde, Patrón de los narcos | Fotografía: Fernando Ávila.

¿Qué nos puede contar sobre sus futuros proyectos? ¿Hay algo que nos pueda adelantar?
"El próximo proyecto tengo la suerte de que sea un voluntariado, con la Universidad Europea de Madrid y sus alumnos, en el que iremos a la India en junio, para desarrollar una serie de vídeos y reportajes fotográficos sobre el empoderamiento de la mujer. Iremos con la Fundación Vicente Ferrer, que está en esta zona. Estaremos allí quince días y la verdad es que es muy ilusionante, porque es la primera vez que tengo la inmensa fortuna de relacionar la parte profesional, con proyectos documentales en vídeo y otro fotográfico, con el hecho de hacerlo con alumnos, mientras que están aprendiendo y hacemos ese proyecto de voluntariado que es muy bonito. La verdad que ha sido una sorpresa, esto ha salido hace un par de semanas. Y estaré encantado, cuando salga a la luz, de poder contártelo".