La Dirección del Plan Insular de Protección Civil de Gran Canaria (PEIN) ha declarado la situación de emergencia en los municipios de Las Palmas de Gran Canaria y Telde tras el vertido de tres toneladas de fueloil en el Puerto de La Luz. El incidente, que ocurrió en la madrugada del jueves, ha generado una mancha de combustible que se ha extendido fuera del recinto portuario, alcanzando la playa de Bocabarranco y amenazando otras áreas costeras del sureste de la isla.
El Cabildo de Gran Canaria ha activado un operativo para mitigar los efectos del vertido. Raúl García Brink, consejero de Medio Ambiente del Cabildo, ha confirmado la plena disposición de la institución para colaborar en la resolución de este grave incidente, que supone un riesgo significativo para la biodiversidad marina y las infraestructuras de la isla.
Riesgo de expansión
En la primera reunión de coordinación celebrada en el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (CECOES), se han involucrado representantes de los ayuntamientos de Las Palmas de Gran Canaria, Telde y otros municipios del sureste. García Brink advirtió que la mancha de combustible, de 2,5 kilómetros de largo y 400 metros de ancho, avanzaba a una velocidad de 0,5 millas por hora, con riesgo de acelerarse debido a las corrientes marinas. La trayectoria de la mancha amenaza áreas protegidas, como los espacios naturales de Jinámar, Tufia y Punta de la Sal.
El responsable técnico de la Zona Especial de Conservación de Jinámar, David Godoy, ha confirmado que el vertido ha comenzado a afectar la playa de Jinámar, dentro del área protegida. Además, existe preocupación por el posible impacto en la estación desalinizadora de Jinámar, una infraestructura clave para el suministro de agua de la isla.
Dispersar la mancha
Salvamento Marítimo está trabajando intensamente para dispersar la mancha y minimizar los daños. Antonio Morales, presidente del Cabildo, ha subrayado la gravedad de la situación y ha reiterado el compromiso de la corporación insular de seguir de cerca la evolución del vertido y aportar todos los recursos necesarios para contener el problema.
La prioridad inmediata es evitar daños a los ecosistemas costeros y a las especies que habitan en la zona, especialmente aves como las garcetas, los zarapitos y los vuelvepiedras, que podrían verse afectadas si los invertebrados que constituyen su alimento resultan dañados por el combustible.
Las autoridades continúan monitorizando la situación, mientras los equipos de emergencia redoblan esfuerzos para controlar el avance del vertido y proteger los frágiles ecosistemas del sureste de Gran Canaria.