Vanessa Arrocha: "Para mí las salazones de Lanzarote son puro sentimiento"

La empresaria está estrechamente vinculada a la actual eclosión de la restauración y la gastronomía que exhibe la isla conejera.

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Esgrime seriedad en una eficacia indiscutible frente a una labor imparable. Siempre con esa sonrisa que combina afabilidad, energía y diría, incluso, que coquetería a partes iguales. De esta clave expresiva cualquiera diría –y permítanme el término- que Vanessa del Mar Arrocha Villalba es toda una “dama de hierro” como empresaria -subrayo lo de empresaria-vinculada a la gastronomía y el producto en su Lanzarote natal. 

De “acero”, porque no es fácil haber llegado y sostener las cotas en ese nivel que hacen que la restauración de la isla no tenga que depender de los vaivenes comerciales de la Península o de las denominadas “islas mayores”.

Nos quedaba pendiente más que entrevista esta conversación con una persona que, como pocas,ejemplifica la convicción y la superación de la filosofía empresarial desde la marca familiar Africamar, siguiendo por AvA Selección y el concepto de tienda que es referencia para consumidores y cocineros profesionales de la isla conejera.

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Stand de Ava-Africamar en la reciente edición del Festival de Teguise | VA


En definitiva, Vanessa encarna hoy el esfuerzo de lo que otrora, hace 37 años, concibiera su padre, Aquilino Arrocha, un hombre, un canario de la mar que –relata su hija- gustaba de afirmar que “se había criado en el espacio” por eso de contemplar las estrellas cuando estaba embarcado. Claro que fue el faro y el inspirador con los medios limitados de entonces y columna de lo que hoy defiende su hija a partir de la industria basada en buena parte en las pesquerías. 

“Para mí tuvo muchísimo mérito, mucho –comenta Vanessa- ante un esfuerzo de sacar adelante la actividad industrial de transformación de pescado y mariscos con todo el sacrificio que ello comportaba; íbamos notando los cambios de una forma tajante de hacer las cosas con la máxima honradez”. Con esa pasta se esculpe la particularidad profesional de esta mujer que se codea con grandes marcas distribuidoras y chefs a quienes consigue productos y géneros específicos que, de otro modo, serían impensables en el día a día de esos fogones conejeros hoy tan en alza.

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Espléndido muestrario de pescado fresco | FB


Resulta llamativa de antemano una historia personal que cambia en la adolescencia cuando fallece Aquilino Arrocha, ese faro marinero y pilar para Vanessa. Todo cambia, todo sufre una transformación: el de la chica que estudiaba, que concentraba su energía para algún día salir de Lanzarote y experimentar mundo, a la Vanessa del Mar (a estas alturas queda bien claro porqué de su nombre) que hubo de incorporarse a aquella actividad en la que se manejaba producto básico, de capturas frescas, congelados,…

“Fue pasando el tiempo y me fui ligando a este compromiso y a convencerme de que había que seguir evolucionando; además, a mí me gustó siempre la gastronomía, la comida, y esta forma de entender los nuevos retos me llevó a viajar mucho a posta, al principio siguiendo por ejemplo una tendencia. ¿Qué se ponía de moda el pichón? Allí que iba yo, a un pequeño local de Francia para traerme el producto”.

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Con los cocineros Luis León (izquierda) y Abel del Rosario | FB


Eso constituía un leitmotiv que fue progresando, con una Vanessa Arrocha que nos confiesa algo esencial: “en realidad mi proyecto profesional, que se enriquece continuamente gracias a la relación con las personas de la gastronomía, es mi modo de vida y algo que me entusiasma”.

En realidad, uno de los puntos de inflexión a que se dedicara de lleno a completar el portfolio de productos se dio a partir de conocer a Germán Blanco (el chef que ha culminado etapa en La Tegala, Mácher, uno de los punteros de Canarias). “Me animó, me ayudó mucho a persevarar más allá y realmente a cuestionarnos si en Lanzarote teníamos que estar ‘encogidos’ a la hora de depender de factores que se podían solventar dando la cara, por así decirlo”.

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Foto de grupo en el foro enogastronómico de Teguise | FB


Así que el portfolio modélico que ha ido configurando la empresaria es la suma de proveedores que ha ido tocando para mercancías determinadas, de los que le han ido ofreciendo y de esos retos que se presentan desde los últimos cuatro años. “¡Encárgate de esto! Me dicen en un momento dado, y si me implico lo haré con toda la transparencia! Es por lo que tengo muchos ‘jefes’ y me debo a todos ellos”.

“Cuesta mucho –agrega- ; damos servicio y necesariamente tienes que ser parte de ese mundo, buscar lo que te demandan o ingeniártelas para encontrar alternativas”. Obsequia Vanessa con una anécdota que va a ser reveladora. “En su día, había contactado con la marca País de Quercus para productos de ibéricos y que surte a punteros como pueden ser Andoni Aduriz, los hermanos Roca y Torres,… Un chef de la asociación profesional Cocina Lanzarote se interesó y le dijeron: ‘¡pero si eso lo tienes ya en Lanzarote!’”.

Vanessa es que es una apasionada. “Me siento parte de los ensayos de los cocineros, de lo que quieren hacer, de esos platos a los que quieren llegar. Siempre termino preguntándome cómo le habrá quedado”.

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En la presentación del concurso popular de cocina | FB


En el Festival Enogastronómico Saborea Lanzarote de Teguise uno de los stands más llamativos y más activos fue si duda el de Ava-Africamar (nombre, el segundo, que puso Aquilino a su empresa que proviene de combinar los nombre de su esposa, África, y de su hija). Aquello es en cualquier edición un fragor de idas y venidas, de degustaciones de los más variados productos gourmet. 

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Tollos en la tienda de Ava-Africar en Playa Honda | FB


Conocidos cocineros se arremolinan siempre allí. También donde yo me he quedado embelesado ante de salazones: pejines, calamar,… 

Le pregunto acerca de este aspecto tan ligado a nuestra cultura gastronómica. Más contundente no puede ser: “para mí las salazones, Francisco, son puro sentimiento”.

Siempre unido al profundo sentimiento que genera su padre, el hombre que hizo su imperio personal con las posibilidades que había; sin preparación académica pero sí con una sólida sabiduría de la vida. Vanessa Arrocha reconoce que “la salazón la llevo dentro y sé quién soy gracias a la riqueza del pescado y a manos trabajadoras”.

Casi se puede intuir, visualizar esto que dice. “Cuando capto el olor en las cámaras del pulpo, de las capturas, del marisco, rememoro todo y me entusiasma. Precisamente estamos recuperando todo ello con una serie de pruebas que también se fueron incluyendo en algunas tapas en el Festival de Teguise. Serán producciones que también van a ser desarrolladas por cocineros en forma de platos y formatos de bocado”.

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Imagen captada en el festival de la Villa de Teguise en el mes de noviembre | FB

Al hilo de una particularidad tan sabrosa, le pregunto por su gustos personal. “Me encanta el cherne salado, más bien salpreso, frescal de un día o dos, no más. Otra maravilla es esa jarea frescal de corvinato muy poco oreada que al horno o a la brasa está de muerte”. Dan ganas de ir a Lanzarote para degustarlo junto a un malvasía volcánico de la tierra.