Como ha explicado el investigador de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) José Juan Castro, nadie sabe a ciencia cierta cuántos angelotes quedan en el océano, pero sí que esta especie ha desaparecido en las últimas décadas prácticamente de todos los lugares que habitaba hasta principios del siglo XX: el Mediterráneo y la costa atlántica desde Noruega hasta Mali.
#ACUSQUAT
— Universidad ULPGC (@ULPGC) 27 de junio de 2019
Tras la reciente inclusión del angelote en el Catálogo Español de Especies Amenazadas como especie “en peligro”,este tipo de estudios son de vital importancia para orientar futuras medidas de recuperación y planificación en sus áreas críticas de conservación pic.twitter.com/kWaYLPDPVC
Castro defiende que la ciudadanía de las islas debe ver con orgullo el que sus playas alberguen las últimas zonas de cría del angelote, pero también como una responsabilidad, porque se trata de un animal a punto de desaparecer (España acaba de catalogarlo como especie en peligro de extinción) y, si tiene alguna oportunidad de recuperar sus viejos dominios, será gracias a Canarias.
🌐 @ulpgcresearch
— Universidad ULPGC (@ULPGC) 27 de junio de 2019
Concluye el Proyecto #ACUSQUAT para el seguimiento acústico del tiburón #angelote en áreas críticas de conservación #GranCanaria
Presentación de resultados: Viernes 28/06, 10h, Facultad de Ciencias del Mar #ULPGC@pctulpgc @Instituto_SIANI @angelshark2014 pic.twitter.com/ZJmAV555uW
Este grupo de investigadores de la ULPGC sostiene que no tiene que ser difícil ordenar en el futuro la convivencia entre turistas y angelotes en las playas, porque lleva mucho tiempo produciéndose sin muchos problemas, sin que los primeros sean conscientes de ello. Basta con recomendar dos cosas: que nadie se asuste por estar cerca de un pez inofensivo, por más que se llame tiburón, y que disfrute de su presencia con respeto y sentido común, procurando no pisarlo ni intentar agarrarlo