El CN Atlétic-Barceloneta conquista la Copa del Rey de waterpolo

El club catalán levante así, su decimocuarto título tras imponerse en la final al CN Terrassa

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El CN Atlétic-Barcelona se ha proclamado campeón de la XXXII Copa del Rey de waterpolo Santa Cruz de Tenerife 2018. Todo ello tras imponerse, en una bella final, a un gran CN Terrassa por 8 tantos a 13 (3—2, 1—3, 2—4 y 2—4). El partido se celebró, con excepcional ambiente, en la Piscina Municipal Acidalio Lorenzo. 

Con esta, ya son seis las ediciones que ganan los catalanes de manera consecutiva

Comienzo de partido con el guión previsto en esta gran final copera con un CN Atlètic-Barceloneta que puso la primera brecha en el marcador, primero con Álvaro Granados y después con Martin Famera (2-0). Lejos de amilanarse, el CN Terrassa no se volvió loco y empezó a sacar petroleo de sus superioridades. Fruto de ellas llegaron los goles de Bermat Sanahuja -trallazo a la escuadra de su goleador de 17 años- y de Ricard Alarcón por dentro con la yema de los dedos tras pase de Óscar Aguilar. Por si fuera poco, a menos de dos minutos el ruso Galeev consumaba la remontada de los del Vallès para dejar un "sorprendente" 2-3 tras los primeros 8 minutos. 

En el segundo cuarto, los de Chus Martín se pusieron a trabajar con más empeño para ganar la Copa. Y apareció para su causa nada menos que el MVP del 2017, el navarro Alberto Munárriz, con un tanto tras un contraataque. Respondió de gran disparo un Alarcón muy certero en tareas ofensivas -el Terrassa iba claramente a por el partido-, pero Múnarriz, de bote al palo largo (chut que nos les gusta nada a los porteros), ponía de nuevo el empate a 4 a mitad del cuarto. Más emoción imposible. Fue entonces el momento de los porteros Iñaki Aguilar y Miki Linares que prácticamente dejaron sus metas a cero durante cuatro minutos hasta que, a 20 segundos, Josep Vrlic buscaba el hueco en la boya y ponía por delante a una Barceloneta que sufrió mucho en la primera mitad del choque. 

Comenzó el tercer cuarto con la misma intensidad y emoción (o más) que en la primera mitad. Volvió a emerger la figura del joven Bernat Sanahuja, que en superioridad se marcó un golazo por abajo con mucha dificultad previa. Pero Barceloneta es un equipo muy físico y Vrlic sacó un penalty de la nada que materializó Munárriz (5-6). 

Y, tras el 2-0 inicial, Fran Fernández ponía el 5-7 moviendo el enorme banquillo que tiene. Momento psicológico para los de Didac Cobacho, que no podían permitirse el lujo de ponerse tres abajo, una diferencia casi insalvable ante el rodillo marinero. Pero, dicho y hecho, Niko Paul ponía el 5-8 culminando una reacción importante del actual campeón. Los de Chus Martín ponían rumbo al título a tres minutos de la conclusión del cuarto. Pero Terrassa tiene un ADN de lucha y coraje, así que el ruso Donat Galeev superó el brazo de bloqueo de Tahull para poner un halo de esperanza (6-8). A 12 segundos, un astuto Vrlic forzaba otro penalty que Munárriz, con su habitual potencia y colocación, no desperdiciaba (6-9, y 8 minutos por jugar). 

El golpe del gol de Blai Mallarach (6-10) a 6.39 ponía casi imposible la remontada para los de Didac Cobacho, que venían de dos partidos de desgaste en la Copa. Un mazazo que no empañaba la gran final que estábamos viendo, sobre todo porque Sanahuja se empeñaba (7-10) en romper el pronóstico inicial. Pero cuando no es uno, es otro. Paul de nuevo ponía el 7-11 y se empezaban a firmar las capitulaciones. Otra combinación de Larumbe al desmarque de Granados y ventaja de 5 goles, que rebajó el brasileño Beto Freitas (8-12) pero estaba todo decidido, más con la guinda de Famera (8-13) a un minuto de la conclusión.