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El barrio de Los Valles de Santa Catalina o “el pueblo de la papa” es un pequeño pago que se encuentra situado al norte de Lanzarote, en medio de dos valles, el de Arriba y el de Abajo, que descienden del Risco de Famara, a 5 kilómetros al nordeste de Teguise, municipio del que forma parte y por el que discurre la carretera que conecta La Villa con Haría.

lámina 37 los valles

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Sorprende contemplar el verde de sus laderas, adecuadas como terrazas de cultivo en una isla en las que las precipitaciones anuales son contadas, sin embargo es el lugar más fértil que podemos encontrar en Lanzaroteya que su grado de precipitaciones es de los mayores de la isla, pero son principalmente su orografía, localización y orientación las que hacen que recoja una humedad de la noche proveniente de los Riscos de Famara y el motivo por el que sus campos son capaces de dar más de una cosecha al año, principalmente de papas, las cuales se cultivan en pequeños “rofes” similares a los de la Geria pero de un tamaño minúsculo. Este tipo de cultivo impide el uso de maquinaria para recoger la cosecha y por ello hay que hacerlo a mano o con ayuda de los pocos burros y camellos que quedan en la isla.

Se sabe que los aborígenes recogían el agua de la zona mediante “eres”, procedimiento común en la mayoría del archipiélago, localizando las rocas madre de los fondos de los barrancos en las que quedaba embolsada el agua de la lluvia y posteriormente retirando la arena de la superficie para hacer fluir el agua. Ese procedimiento fue conocido por los primeros normandos que arribaron a la isla, quienes lo aplicaron posteriormente.

Los Valles de Santa Catalina fue fundado en un lugar donde solo existía la casa de verano de los Herrera Peraza, Señores de Lanzarote, por los sobrevivientes del pueblo de Santa Catalina, situado más al suroeste de la isla, el cual quedó sepultado junto con otros 8 pueblos más durante las erupciones de Timanfaya de 1730 a 1736, y es el motivo por el que su iglesia es en honor de Santa Catalina, sin embargo su Patrón es San Antonio de Padua, quien sale en procesión por las vías principales del pueblo durante los primeros días de junio.

Y también es sorprendente que más al norte se halle situada la Ermita de Las Nieves, en un lugar donde jamás nieva, pero lleva ese nombre como ofrenda para que la Virgen de Las Nieves asegure lluvia suficiente durante el invierno que garantice las cosechas. El resto del trabajo lo harán los lugareños, pues como ellos mismos dicen, “Aquí para comer tienes que agacharte”


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