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Es un ave de largas alas, dorso coloreado normalmente oscuro y parte inferior que puede ir desde el moteado hasta el casi blanco. Sobrevuela la superficie del mar desde muy cerca, alternando aleteo con planeo, y si el viento es fuerte, recorre largas distancias solo planeando. Se alimenta de sardinas y pequeños peces, así como de cefalópodos, algunos crustáceos y deshechos de actividad pesquera, además de ser capaz de bucear levemente para atraparlos.

lámina 13 La Pardela

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Existen más de 40 especies de pardelas, muy comunes en aguas templadas o heladas, todas ellas son pelágicas, es decir, que pasan su vida en el mar, acercándose a la costa solamente en la época de cría para anidar y lo hacen en lugares prácticamente inaccesibles como acantilados o cuevas y preferentemente en horas nocturnas y sin luna para evitar a los depredadores. Cuando se acercan a la costa emiten un sonido nasal y gutural muy característico, similar al llanto de un niño. Ese sonido les sirve para orientarse cerca de los acantilados, ya que en cuanto dejan de ser polluelos y aprenden a volar, son abandonadas por sus padres y tienen que aprender por ellas mismas a trasladarse o conseguir los alimentos, siendo este el momento más crítico de su vida y donde hay mayor índice de mortalidad.

Las pardelas pueden llegar a vivir muchísimos años. Se conoce el caso de una del género Ardenna Grisea capturada en 1953 en Irlanda del Norte cuando ya era adulta (entre 4 y 5 años) a la que se anilló mientras se hacía un estudio de la población y que posteriormente volvió a ser capturada en julio de 2003, por lo tanto tenía al menos 55 años. Por sus costumbres migratorias, se supone que había volado más de un millón de kilómetros a lo largo de su vida, aparte de lo que hubiese hecho durante cada día en sus lugares de destino.

Entre sus mayores enemigos aparte de la caza ilegal realizada por humanos, se encuentran la confusión que les genera la iluminación nocturna, la existencia de depredadores como ratas o gatos o el choque contra tendidos eléctricos, pero sin lugar a dudas, el mayor es sobre todo la ingesta de plástico. Se han llegado a registrar hasta 276 piezas en el estómago de un polluelo de 90 días, lo que traducido a su masa corporal equivaldría en una persona a llevar entre 6 y 8 kilos de plástico en el estómago.

Las existentes en Canarias son exclusivas del Atlántico y el Mediterráneo, y solo de la conocida Pardela Cenicienta se calcula que anidan en nuestras islas unas 60.000, localizándose las mayores poblaciones en el Archipiélago Chinijo y sus alrededores, ya que la actividad humana las ha ido desplazando en las demás islas.

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