Yo, por supuesto, le di las gracias, pero tenía la sensación de que esos consejos no iban a solucionar nada y pensaba para mí: “Ojalá todo fuera tan fácil”. “Si quieres te pido hora para mi acupuntor", concluyó mi madre. Le dije que no, porque estaba demasiado ocupado y no tenía ni siquiera tiempo.
Centro de Medicina Integrativa Antonio Capilla | IMAGEN: Cedida.
Dejé que el tiempo lo curara todo y así continué durante mucho tiempo. Después de aquello pasé por semanas mejores y semanas peores, pero casi un año después, aquella sensación me volvió a invadir.
Y me acordé de los consejos de mi madre. “No tengo nada que perder”, pensé. Y así fue: empecé a dormirme más temprano, a hacer deporte todos los días, a comer mejor y más saludable, a leer todas las noches antes de dormir, a trabajar todos los días con una sonrisa, pero también a descansar cuando mi cuerpo lo necesitaba… Mi vida dio un giro muy grande y pasaba por una buena racha, pero tenía insomnio... Solo me faltaba solucionar ese problema para poner mi vida en orden.
Le pedí a mi madre que me pasara el teléfono de Antonio Capilla, el acupuntor del que le había oído hablar maravillas. Fue increíble; después de unas pocas sesiones, ya podía dormir perfectamente. ¿Era psicológico? Yo creo que no; después de todo, siempre hay heridas emocionales y desajustes que solamente se pueden curar con la sensibilidad de un experto.
Centro de Medicina Integrativa Antonio Capilla | IMAGEN: Cedida.
Además, Antonio, que también es osteópata, se convirtió en mi gran solución para mis dolores de espalda y, además, en un buen amigo.
Como siempre, mi madre tenía razón…