Fran Belín

Opinión

Afanarse con las conservas como entretenida terapia

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BLOG CON CÚRCUMA

La Gomera se recurría antaño al atún en conserva para opciones desde aperitivos, entrantes, ensaladas a platos principales e, incluso, patés…, siguiendo instrucciones de pescadores antiguos. Hoy muy bien puede ‘engatusar’ en ensaladas o con aguacates y cebolla roja. 

La conserva que nos propongamos realizar en casa durará sin estropearse si seguimos normas básicas –sobre todo en la limpieza de nuestras manos, utensilios y los tarros que vamos a emplear, que estarán convenientemente esterilizados-.

El proceso es sencillo: los envases, de cristal, estarán perfectos en el lavaplatos a alta temperatura y una vez limpios hay que evitar tocarlos por la parte de dentro para que no entren bacterias. Agregamos los alimentosdentro, dejando dos centímetros. Nunca debe añadirse comida fría a tarros calientes ni comida caliente a tarros fríos: el cristal se rompe con el cambio de temperatura. 

Para mermeladas, salsas, etc. siempre echaremos la comida cuando está aún muy caliente. Cerramos enseguida para evitar que entren bacterias y apretamos bien las tapas. Ponemos los recipientes boca abajo para que al enfriarse creen un vacío. 

Constituyó todo un hito en la técnica de garantizar disponer de materias primas durante meses. De los tratamientos más simples para contar con géneros en épocas de hambrunas a disponer de productos de temporada fuera de ella, la evolución ha desembocado en tendencias de las que salen "rarezas" dignas de probar.

Las conservas artesanales datan aproximadamente del año 1810, cuando Napoleón buscaba un método para alargar la vida de los alimentos necesarios para el sustento de sus tropas. Fue Nicolas Appert quien descubre la forma para lograr ese cometido; lo hizo sometiendo a un "baño María" -que se diría hoy- a los diversos productos introducidos en recipientes cerrados, generalmente de cristal, para conseguir lo que se define como conserva.

Si en vez de comida caliente usamos fría -por ejemplo verduras en vinagre- ponemos los tarros rellenos en agua hasta que hiervan, cuidando que el agua nunca llegue a tocar las tapas. Hervimos durante 30 minutos y los dejaremos enfriar en la olla.

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Se puede crear, de forma doméstica, una completa despensa sin ningún tipo de inversión y que beneficie a la economía familiar. Con recursos fáciles se puede contribuir a la salud de la familia a través de la nutrición con alimentos sanos y con el placer de mantener el sello personal en cada envase.

Desde una salsa de tomate, verduras en salmuera o pimientos asados, a mermeladas, atún, carnes... Tal y como puede hallarse enlatado en un supermercado, así puede llevarse a cabo en la cocina de casa. Seremos capaces, pues, de “domesticar sabores” cuando menos simpáticos o sorprendentes, como el caso del enigmático de higo chumbo o el de pepino o incluso el de tomate verde.

Muchos adeptos de la cocina gastrosaludable lo consideran una "terapia" artesanal el hecho de prepara nuestra propia conserva, incluso contribuyendo a afianzar la autoestima y la satisfacción personal. Es posible conservar todo tipo de productos (verduras, frutas, hortalizas, pescados, carnes...) con unas caducidades que oscilan entre uno y dos años, sin utilizar conservantes químicos, colorantes, saborizantes y elementos que siempre alteran el sabor.

La cebolla es buena protagonista en estas lides, sobre todo para propiciar marcados contrastes acompañando piezas cárnicas, aves o al refinado foie. Una de cebolla con trufa negra será de gran finura, mientras que la de cebolla caramelizada con fresas nos dejará una más que agradable persistencia.