Fran Belín

Opinión

El trigo de nuestros terruños, de ninguna manera de soslayo

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BLOG CON CÚRCUMA

En una intervención en la Feria Gran Canaria me Gusta afirmaba Ángel León ("el chef del mar", Aponiente, Cádiz, 3 estrellas Michelín") afirmaba, de forma respetuosa, que onservaba cómo había una casi devoción por los nuevos alimentos como la quinoa, la chía y similares en detrimentro de los granos y cereales de siempre (lentejas, judías, trigo,...)

En tal sentido, el imprescindible trigo a lo largo de la historia tuvo acento canario durante épocas y muy ligado al gofio. Hoy se valora mucho contar con el cereal del terruño y hoy lo traigo a colación en este blog de la Familia Con Cúrcuma.

El trigo (Triticum sp.) se cultiva desde los primeros tiempos de la agricultura. Si bien existen diversas teorías acerca del centro de origen, se puede afirmar que su evolución a partir de las gramíneas silvestres tuvo lugar en alguna región del Cercano Oriente, posiblemente en el área conocida como el Creciente Fértil, entre los ríos Tigris y Éufrates.

 En Canarias, el trigo ya era cultivado desde la época aborigen, tal y como lo confirman los restos arqueológicos encontrados en Gran Canaria, La Palma y Tenerife. Tras la conquista de las islas, el trigo continúa cultivándose, aumentando su importancia con respecto al periodo aborigen, donde predominaba sobre todo la cebada. La utilización del grano para la elaboración del gofio y el uso de la paja como alimento para el ganado propiciaron que, durante décadas, el trigo fuese el cereal más cultivado.

Respecto a las variedades tradicionalmente cultivadas, la mayoría del trigo en las islas procede de variedades locales. Dado el uso de estos cereales en el Archipiélago, los agricultores han preferido variedades de porte alto y moderada producción de grano en comparación con variedades más modernas. 

Históricamente, el cultivo del trigo se encuentra recogido en diversos documentos. Entre el s. XVIII y mediados del XIX, se mencionan en distintos textos los cultivares Morisco (en la costa), el Barbilla (en las costas y medianías bajas) y el Arisnegro y Castellano (en las medianías altas y la cumbre). Ya a mediados del siglo XX, se recogen los cultivares de trigos duros Arisnegros, Moriscos y Azulejos (en las zonas bajas e intermedias), así como los Blancos, Barbillas y Colorados (en la zona de las medianías).

En la actualidad, los cultivares de trigo duro (Triticum turgidum ssp durum) prácticamente han desaparecido. Así, variedades como Raspinegro, Duro canario, o Arisnegro se encuentran prácticamente desaparecidas. Los trigos harineros (Triticum aestivum) son los que mejor se han conservado, destacando en Tenerife el Barbilla o Barbillo como cultivar que predomina, quizás por su mayor capacidad de adaptación y resistencia, así como por una producción equilibrada de grano y paja.

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El trigo ha jugado un papel fundamental en el autoabastecimiento de la población canaria, si bien su importancia ha ido disminuyendo progresivamente, llegando incluso a convertirse en residual en algunas regiones del Archipiélago. Pese a haber sido tradicionalmente el más cultivado, a partir del 2002 es superado por otro tipo de cereales, tales como el millo o la avena.

Esto ha ocurrido en algunas zonas de importante tradición cerealista, como es el caso de Los Rodeos en Tenerife (San Cristóbal de La Laguna- El Rosario), donde, tras haber sido el cereal más extendido, ha pasado a quedar progresivamente desplazado por la avena.

Asimismo, en esta zona existe una proporción importante de superficie cultivada con una mezcla de trigo y centeno. La superficie de trigo en Canarias en 2014 se estima en 295,2 has, de las cuales 170,3 has fueron cultivadas en la isla de Tenerife. En la última década en esta isla ha habido un aumento progresivo de la superficie cultivada.

*Fuente: Centro de la Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife