La carretera, el sonido de las ruedas y la acción son palabras que pueden definir de una forma muy breve esta cinta sobre atracos a mano armada. Pueden sonar a tópicos del cine norteamericano, si no fuera por el exquisito tratamiento que recibe la película desde el principio hasta el final. 

Con la premisa de que el protagonista "Baby" (interpretado por Ansel Elgort) necesita estar pegado a los cascos, a su iPod y a sus listas de canciones, el director nos sumerge en una coreografía compleja en la que el montaje, el sonido, la banda sonora y las escenas de acción forman parte del mismo entramado. 

Este logro técnico le ha valido tres nominaciones a los Oscars, a Mejor montaje de sonido, Mejor mezcla de sonido y a Mejor montaje.

Aprovechando esta "excusa", que hace partícipe al espectador de la música que se utiliza a lo largo de los montajes de las secuencias, el filme introduce un ligero tono musical que recuerda en ocasiones a las películas clásicas del cine de Hollywood. Este aspecto, no obstante, es muy sutil, pues la acción y la típica trama sobre ladrones conforman el centro de la película. 

Esta película de Edgar Wright recuerda a otras cintas como 'Drive' o 'Taxi Driver', que se han convertido en películas de culto, con la carretera y los coches como protagonistas.