Ella es una mujer corriente y no es una mujer cualquiera. Es una mujer con Mayúsculas que trata con mayúscula empatía a quienes la rodean. Mujer de empuje y raza que defiende su casa con casta que, por supuesto, le cuesta mucho, pero que no ceja en el empeño de querer lo suyo. Lo suyo y a los suyos.
Mujer de filias, que no de afiliaciones, mujer con DNI, pero sin carnet. Mujer de dar y de exigir, de ofrecer todo reclamando muy poco, tan poco que no parece verse, tan poco que al verse no se aprecia. Dignidad es lo que exige, para ella, para su casa y para los suyos, qué poco ¿verdad?
Podríamos, por lo anteriormente descrito, estar hablando de las 17.000 mujeres que trabajan de camareras de piso en los hoteles canarios, pero realmente lo hacemos de un colectivo formado en 2014 por mujeres. Fue Eulalia Corralejo, impulsora de este movimiento, quien les dio las herramientas y Ernest Cañada, un investigador y comunicador social, la idea.
Kellys Unión Tenerife nace en el mes de agosto de 2017, con la intención de defender los derechos de las camareras de piso. Desde 2014 un grupo de mujeres comprometidas trabajan para ayudar a cualquiera de sus compañeras, “las que limpian” como se las conoce. En 2019 se hacen más presentes al surgir a nivel nacional de las Kellys Federadas, unión de asociaciones de la que forman parte, creada para que su voz llegue más lejos y con más fuerza.
Son un colectivo de mujeres, en su mayoría familias monoparentales, que se sienten castigadas por unas condiciones laborales que consideran precarias. Revelan que para aguantar la dura jornada laboral tienen que medicarse por sus dolores y sobre esfuerzo, problema acentuado tras la crisis del año 2008.
Reivindican con voz firme que se reconozcan sus enfermedades como profesionales, que puedan optar a jubilaciones anticipadas y que no se vean sometidas a sobrecargas de trabajo. Su salud, aseguran, está en juego.
Se oponen frontalmente a la externalización de su labor, por ser una actividad principal. Pero después de las promesas, no hubo realidades, comentan.
Y ahora la pandemia
"Y llega esta pandemia para hacernos ver que nos quedamos abandonadas después de haber trabajado mucho y que somos más las afectadas de lo que pensamos”, explican sobre la sobrevenida situación del COVID 19.“Empezando por las compañeras que trabajan para empresas externas y ETTS e incluyendo a las eventuales y demás situaciones".“¿Cómo voy a pagar?”, “¿de qué va a comer mi familia si yo no trabajo?”, “¿cuándo llegará mi prestación por el ERTE?”se preguntan algunas mientras otras, preocupadas,dicen, “yo que no recibiré ayuda ¿cómo voy a hacer?”, esas son las principales inquietudes de las kellys.
Temen que la temporada esté perdida y que cuando termine el confinamiento dejen de percibir ayudas.
"Tenemos el reto de seguir luchando por la seguridad de todo el colectivo. Tenemos que exigir a los hoteles que cumplan los protocolos frente al COVID 19 y que nos faciliten los EPIS necesarios para desempeñar nuestro trabajo con seguridad, limpieza y desinfección de forma eficaz y que se nos otorgue el tiempo necesario para realizar nuestra labor en condiciones óptimas", reclaman las kellys, que ven con incertidumbre su futuro laboral, pues no saben ni siquiera en qué condiciones lo realizarán.
Temen que a pesar de que su labor sea vital no se respeten sus derechos, los pocos que les quedan, advierten que no se rendirán y que seguirán en la brega, ayudando a quien lo precise.
Gracias a las Kellys y en particular a su presidenta, Mónica por su tiempo y amabilidad durante la
entrevista previa a este artículo.
