Bolivia registró una inflación del 0,44 por ciento en los primeros cuatro meses de 2020, mientras que la acumulada en los últimos doce meses fue del 1,72 por ciento, según un reporte del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La variación positiva de abril se explica, principalmente, por el incremento de precios en los capítulos de alimentos y bebidas no alcohólicas, y bienes y servicios diversos, detalla el informe.
Los principales productos que subieron de precio fueron el tomate, el plátano, el huevo, el queso, el detergente para lavar ropa y la lavandina o lejía, mientras que bajaron los costes de las carnes de pollo y cerdo, la lechuga, la zanahoria, el aguacate y la naranja.
La inflación cerró en 2019 en un 1,47 por ciento y para este año la previsión oficial es que llegue a 3,98 por ciento, mientras que se había proyectado un crecimiento económico del 3,5 por ciento.
En declaraciones a Efe, el analista económico Alberto Bonadona consideró que "era de esperar" el incremento de precios de algunos alimentos ante las restricciones de circulación establecidas dentro de la cuarentena en el país.
Según Bonadona, hay "fallos de logística" para el abastecimiento de alimentos, pues muchas personas tienen que caminar varios kilómetros para hacer compras, mientras que algunos que tienen permiso para desplazarse para la venta de estos productos han subido precios.
También era previsible que subieran los costes de productos de limpieza ante el aumento de la demanda, "dado que una de las maneras de prevenir el coronavirus es precisamente con medidas de higiene, tanto en la casa como personales", apuntó.
Bonadona no descartó que el IPC "caiga todavía más" en los próximos meses, lo que no necesariamente es bueno, ya que podría ser una señal de que la producción y la demanda internas han caído.
El experto urgió a las autoridades a aumentar el gasto para impulsar la producción local y generar empleos para que la gente tenga ingresos que gastar y no caiga la demanda.