Rafael Lutzardo

Opinión

Los “motores” de la transición y la democracia

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Los que conocimos y vivimos una parte de la dictadura franquista, valoramos cada día más el gran trabajo que costó consolidar la democracia en España. Una democracia, enriquecida en derechos constitucionales, destacando las libertades de todos los españoles, igualdad en la Justicia, derechos y obligaciones y la unidad de España. Es por ello, que hoy en este comienzo de siglo XXI, vivimos en un estado pluralista y liberado del yugo del franquismo. Por lo tanto, y de cara a las futuras generaciones venideras, debemos de cuidar, proteger y valorar más que nunca nuestra democracia. Es decir, bien sea con una monarquía o república, pero nunca con una dictadura de extrema derecha, izquierda o militar. Sin embargo, tengo que reconocer que no corren buenos tiempos para la monarquía española, especialmente por los últimos episodios vividos por el Rey emérito Juan Carlos I, motivando un desencanto en la sociedad española por la forma en que se ha ido de España. Sin embargo, es bueno recordar el importante papel que hicieron en su momento el rey emérito Juan Carlos I, Adolfo Suárez, muchos políticos de su Gabinete y la actitud pacífica del pueblo español. 

Por otro lado, ni que decir tiene, que la figura del que fuera presidente del Gobierno español (1976 y 1981; Adolfo Suárez González, fue una de las figuras clave de la Transición española, el proceso a través del cual se dejó atrás el régimen dictatorial de Francisco Franco y España se constituyó un Estado social y democrático de derecho. Durante su presidencia se llevaron a cabo diversas medidas que reformaron el sistema previo, como la «autoliquidación» de las Cortes franquistas o la legalización de los partidos políticos; fue especialmente notoria la legalización del Partido Comunista. Fue elegido presidente bajo la coalición Unión de Centro Democrático (UCD) en las elecciones generales de 1977, convirtiéndose en el primer presidente del gobierno del nuevo período democrático español, cargo que ocuparía durante las legislaturas constituyente y I. En 1981 presentó su dimisión como presidente del Gobierno por el desmantelamiento de la UCD. Sin duda, fue el “padre de la democracia española”. 

El afianzamiento democrático de nuestro país no se puede entender sin la figura clave del Rey Juan Carlos, que con su diligente actuación al frente de la jefatura del Estado, ha sido decisivo en la normalización política de nuestro país. Además, su influyente papel a nivel mundial ha permitido a España contar con un embajador de lujo en los diversos ámbitos internacionales.

Sin duda, el Rey emérito Juan Carlos I fue otras de las figuras importante para el proceso de la Transición a la democracia en España donde el nuevo Rey sorprendió al mundo impulsando, entonces, una transición pacífica de la dictadura a la democracia desde la legalidad vigente.

Tan pronto como pudo se deshizo del último presidente del gobierno nombrado por Franco, Arias Navarro, y nombró en su lugar a un joven más abierto y liberal: Adolfo Suárez (1976). Con el apoyo continuo del Rey, éste llevó adelante la reforma política (1977) y reunió unas Cortes constituyentes democráticas, de las que salió consensuada la Constitución que el pueblo español aprobó en referéndum en 1978. Así fue el referéndum por el que se ratificó la Constitución en 1978 y en el que los Reyes Juan Carlos I y doña Sofía acudieron a votar: 

En tal proceso, Don Juan Carlos renunció a la mayor parte de los poderes que había heredado de la dictadura, quedando convertido en un monarca parlamentario con poderes meramente simbólicos y representativos, similares a los que poseen los demás Reyes de Europa occidental. Con ello adquirió un gran prestigio internacional y una popularidad generalizada entre los españoles, pilares que han asegurado la continuidad de la monarquía que él encarna. Su papel destacado en la resolución pacífica del intento de golpe de Estado en 1981 y su relevante papel en la política exterior española, motivó granjearse la confianza del pueblo español.  

Por último, La transición española ha sido uno de los episodios políticos más importantes de la Europa de nuestro tiempo, por sus contenidos: cómo un viejo país como España, con una larga historia, pudo cambiar de la dictadura a una democracia en un lapso muy breve, y del modo más pacífico. Un hecho que inevitablemente ha atraído la atención de muchos politólogos e historiadores (Ramón Tamales).