Es increíble como la isla nos sorprende día a día con espacios como éste, nada más aterrizar en la carretera, si no te percatas porque estás anonadado observando a tu alrededor como los troncos de los árboles se entrelazan por encima de tu cabeza dándote la bienvenida, encuentras justo en un rinconcito una pared gigantesca dónde la propia vegetación ha ido asentándose para dar forma a estos muros llenos de historia, que te invitan a sentir de manera diferente el momento.
Puede ser que las distintas condiciones de clima que se dan a lo largo del año den como resultado esta magnífica estampa. Helechos, musgo, mucha humedad y silencio, los ingredientes perfectos para los aventureros y todos aquellos que deseen desconectar de la sociedad y conectar con el mundo más salvaje y primario.