A sus órdenes, mi general

Luis Padilla nos recuerda este lunes, el día en el que una alineación del CD Tenerife fue realizada por el presidente

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¿Hay presidentes que hacen las alineaciones? La duda ha existido siempre. Y el deseo intervencionista de los dirigentes, también. Pero el 12 de febrero de 1958 se constató que la alineación que el Tenerife había presentado tres días antes ante el Jerez Deportivo la había hecho el presidente. Lo reconoció un portavoz del club al explicar los cambios introducidos en el equipo que ¿dirigía? José Espada. En beneficio del técnico hay que aclarar que España estaba sometida entonces a una dictadura militar y que el autor de la orden y máximo mandatario de la entidad era el general Lorenzo Machado Méndez-Fernández de Lugo, por lo que no era aconsejable llevarle la contraria. Y en defensa del mandatario es preciso reflejar que la marcha del Tenerife aconsejaba una intervención (militar o no).

Elegido presidente al inicio de esa misma temporada, el general Machado tenía por costumbre colocarse en la puerta principal del Heliodoro para que al final cuadraran las cuentas entre entradas vendidas y espectadores asistentes. No dejaba que nadie se colara, práctica muy habitual de la época. Y menos aún con la excusa de ser “un invitado del general”, pues allí mismo estaba él para desmentirlo. Los éxitos deportivos llegaron pronto: el Tenerife 57-58 fue líder del grupo Sur de la Segunda División hasta la decimotercera jornada, favorecido por un calendario que le permitió disputar la mayoría de sus encuentros en la Isla. Pero como visitante no funcionaba: sumaba siete derrotas en siete desplazamientos antes de afrontar una triple salida por Andalucía. Y era obligado mejorar. 

Las visitas a los campos de Cádiz, Jerez y Córdoba obligaban a la plantilla a estar casi veinte días seguidos de viaje y una derrota (2-1) en Cádiz, que dejaba al Tenerife en la novena plaza, acabó con la paciencia del presidente. Por ello, ordenó a su vicepresidente, Antonio Perera, que tomara un avión rumbo a Andalucía junto al delantero Antonio El Loco, al que Espada había dejado en la Isla. Perera acudía también con instrucciones “muy precisas” sobre el once que debía alinearse el domingo siguiente ante el Jerez Deportivo. Y las órdenes del general Machado, ya uno puede imaginarse, eran de “obligado cumplimiento”. Así, se cayeron de la alineación Lolo y Roth para dejar paso a Julito y Antonio, dos veteranos que ya fueron vitales un lustro antes en el ascenso a las categorías nacionales. 

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Lorenzo Machado Méndez-Fernández de Lugo

De esta forma, el Tenerife formó con: Santi; Tosco, Miranda, Pérez Andreu; Villar, Padrón; Tomás, Julito, Antonio, Herrera y Antó. El equipo blanquiazul empató (1-1) y pudo ganar a dos minutos del final. Tres días después, ya se ha dicho, un directivo reconocía la intervención presidencial. La gira andaluza se cerró en Córdoba, donde el Tenerife repitió alineación y resultado (1-1) gracias a un gol de Julito. Y de vuelta a casa, con el mismo once, se impuso (3-2) al Badajoz con dos tantos de Antonio. A partir de ahí, la mejora fue notable y el equipo blanquiazul concluyó el campeonato en la segunda plaza, tras el Betis, único equipo con plaza de ascenso. Si la orden del general hubiera llegado antes…