Esos refugiados tendrían prioridad a la hora de entrar a Estados Unidos, una vez que se restableciera el programa de admisión de refugiados tras una suspensión de 120 días.
Ninguna de esas opciones aparecen en la orden ejecutiva, firmada el 6 de marzo y que entró en vigor el día 16 del mismo mes.
Y añadía: "siempre que la religión del individuo sea una religión minoritaria en el país de nacionalidad del individuo", es decir, las minorías cristianas.
Esas palabras provocaron una gran cantidad de críticas a Trump, quien, aparentemente aludiendo a los crímenes cometidos por grupos yihadistas como el Estado Islámico (EI), dijo en Twitter: "Los cristianos en Oriente Medio han sido ejecutados en grandes cantidades. ¡No podemos permitir que este horror continúe!".
Estos grupos consideraron que Trump había cumplido su promesa electoral de crear un "veto musulmán" para evitar la entrada a territorio estadounidense de miembros de esta religión.
Con su nueva orden, el Gobierno de Trump quiere dejar a atrás toda esta controversia y evitar que grupos como CAIR lo acusen de discriminar a diferentes grupos por motivos religiosos.